Una campana profundamente enterrada
(Traducción al español por Khédija Gadhoum)
Mujer con todo su esmero: profecía
(RougedWoman: Prophesy)
Lo que sé es más que espina
y cardo, resonando a través
del bosque de robles, grandes como graneros.
Lo que sé es Lobo,
y eso no se puede tener en cuenta;
porque he estado dentro
de Él, a través de Sus ojos dorados he visto
y olfateado el mundo.
*
Había que elegir: entre llevarme entera
como estaba entonces; o,
devorarme
poquito a poco—
¿Por quién? Acaso se preguntan.
Por todos ustedes, queridos míos.
*
¿Con qué soñaba?
Al anochecer, recorría senderos comunes. Olían amargas las estrellas.
Hablaba únicamente como los humanos—resistiendo el llanto
infinito de dios.
*
Cada Lobo tiene una niña dentro—-
*
¿Çómo era?
Sus ojos, Su olor, pelaje, dientes—una caverna—Su lento trote.
*
A veces
Crecimos demasiado
y fuimos liberadas
para convertirnos
en una bailarina en pointe, con zapatos rojos;
o una coctelera, torta o equilibrista de Charleston—siempre al acecho
del momento
cuando nos levantaban en un salto
Estábamos deshechas—
*
Me enceraba con olores:
amapola, trigo, tallos de
campos alambrados. Nada. Me embadurnaba
con menudencias
de la manada. Pero no Lo pude
traer de vuelta.
*
¿Aquella leyenda que ustedes han leído?
Les puedo asegurar esto:
Yo era esa niña. Eso es cierto. No inocente,
pero virgen. Demasiada importancia le damos a la inocencia.
muchas veces caminaba por ese bosque, murmurando,
hablando conmigo misma. Cantando bajito. Llamando,
ahora me doy cuenta.
*
¿Y todos esos años afuera¿
Contemplaba la lejanía,
Sintiendo la humedad entre mis muslos.
No había mucho que yo pudiera hacer: la aguja
corta, una aventura larga, una curda en privado.
Golpeaba contra el mundo intentando volver a entrar.
Ya ven, ellos pensaron que me habían salvado. Me envolvieron
en una túnica blanca; me dieron
un consomé claro.
*
Estoy cansada, pero he aquí el secreto de una veterana:
Piensen en matar el Lobo—
Atraigan su temor para que los atraviese
como una saeta apuntando su corazón. Yo sé
lo que sé:
El mundo arderá sombrío.
Las nieves de las montañas caerán de bruces
Encima de las ciudades.
Y el orador de dos piernas, y un pulgar
Le dará de comer a la tierra, y se llevará el viento.
Y el mundo se quedará en silencio por un eón.
Entonces el Lobo
Reivindicará una palabra,
Y esa palabra será Niña
Y todas estaremos
Dentro de Él, otra vez,
Enteras.
(De la obra, GIRL, 2019)
Picando el hielo: Blancanieves & La reina
(Calving Ice: Snow White & The Queen)
Blancanieves:
Llevaba un corsé de cristal;
mi cintura una caja de yesca,
diminutos pasos peinados
entre alfombras. Silvestre
hasta la última huella.
Luego ella vino: meneando cabello enrulado,
alhajas intrépidas/ resueltas, tatuajes trenzando
sus brazos. Reina de otra
tierra. En su secreto
y solitario cuarto, vio
en el agua
ondas de su rostro
en el mío.
La Reina:
Al principio, la niña no podía disfrutar lo poco atractiva que era.
Cómo fue ignorada por completo, resguardada en paz
en un espacio abandonado por su falta de belleza.
Cada mujer, me dijo, es una reina desmontada;
remontada.
Pero yo, criada como reina y esposa
en el tablero de ajedrez de los reyes,
entendía bien el espejo—
El espejo conversa (ya ves) y
según la perspectiva o la claridad
es abominable o amable.
Pero la niña ahora carga con su propia desdicha—
más hermosa a medida que pasan las horas—
sin él.
Yo no quería su espejo.
Vi en el rostro humano
el hambre
que la belleza fecunda:
Primero la pupila se dilata—
Hacia ti, tal una mano, la mirada se estira
ansiosa de tocarte— y en cuanto
te toque—quiere—
tu corazón, tu pulmón, tu hígado.
Mi sino:
La belleza
igual que el hielo— destinada
a desaparecer.
Esto es lo que aprendí como La Niña:
Para la belleza estás tallada como un diamante
hendida, sostenida
por un disco giratorio,
catalogada y soldada con cera,
registrada por algún desperfecto,
envuelta en laca
frotada y enjuagada
con la pasta de pulir del joyero
hasta que estén lustradas todas las facetas —
aunque más tarde
te quebrarás.
No tenemos ni pluma, ni papel
para escribir nuestra historia.
Tallamos nuestras huellas
detrás de tus espejos
entre el plomo y el vidrio.
(De la obra, GIRL, 2019)
Una campana profundamente enterrada
(A Bell Buried Deep)
Ante festines de regustos,
me rindo primero,
me levanto, me pongo de pie al lado de la ventana—
mi lívida piel enrojecida bajo la luz de Carolina del Norte.
Los viejos tablones de madera gimen,
la colcha blanca ondea tal una nieve recién caída,
nuestras sábanas blancas son de color blanco bajo el blanco—
y tú, tu piel morena contra las sábanas,
de color almíbar nuestro matrimonio.
Levanto mis ojos y me siento afligida
por la ira del desamor que este mundo puede provocar.
Las copas de los árboles son de verde fresco —
y qué es el color verde sino todos los colores limpios,
incluso el pequeño cementerio de piedra azul
donde yace mi hijo …
no resucita ni siquiera después de sus once años.
Es azul dentro de la tierra, celestes sus huesos,
el gorro de medianoche de su cabello, su esencia infantil—
una campana profundamente enterrada, en mí donde él estaba,
sonando, sonando.
Dios mío,
haciendo el amor
puede reparar
pero no puede liberar
el dolor! No se me olvida
mi hijo endeble, mi baya azul, mi demonio—
todos sus nombres en un mundo palpitando nombres,
bautizos silvestres en el aire—
como los latidos de la vena verde-azulada de mi muñeca,
la memoria de nuestro hijo, de sus huesos pálidos,
me lleva de vuelta a nuestra cama
para acariciarte, su padre moreno,
con mi dolor colmado de lenguas,
colmadas de su nombre.
(De la obra, A Bell Buried Deep, 2004)
Camino de tierra, Noviembre de 1803
(De la obra, El cuaderno perdido, de Mary Day Brown)
(Overland Trail, November 1803
From the Lost Notebook of Mary Day Brown)
¿Acaso avanza Dios por tiernos pastizales,
partiéndose, Él mismo, en polvo y viento?
Camino junto mi misma,
como si fuera dos—
Una tambaleándose, cabizbaja, un paso, luego otro.
La Otra preguntando:
¿De quién es esta tierra? ¿Quién soy yo
aquí? Hoy hablé con dos hombres Sioux.
¿Pardos? Reclamaron. Sí. Somos
los Pardos. Contesté. Cabalgaremos con ustedes.
Dijeron. Sí. Dije. Gracias.
Hay algo aquí.
Necesito saberlo.
¿Acaso no hay remedio para la transgresión?
(De la obra, Rootwork, 2015)
Pietà
(Pietà)
¿Qué hay de la madre granjera, su hijo soldado, abatido?
Esconde su temblor dentro del armario, roza la zamarra
y las botas que él nunca más llevará —su cuerpo desmembrado.
Antes, cuando de niño dormía, de par en par abría las piernas, a veces
ella no podía siquiera advertir lo hermoso que era, aunque no tenía entonces,
y ahora sí tiene, la palabra—
Tal una lanza arrojada—
a ese olor en su cuarto
su ojo izquierdo ciego,
tres miembros mutilados
sus heces ensuciando
las sábanas blancas—
las sábanas de Wal-Mart que ella no cesa de comprar…
Ya ve usted, él había sido
tan confiado, tan esmerado, tan formal en su uniforme,
como si lo hubieran planchado de alguna manera
dentro y
ella con su excepcional talento en el planchado,
de tanto planchar a sí misma,
lo hubiera reconocido al verlo, como usted sabe,
y lo hubiera encontrado hermoso, sin duda,
en los pliegues acerados, era limpio y pulcro, aquel trabajo
manual y
el mensaje que dicho trabajo llevaba,
de alguien que se había esmerado él.
Cuatro veces al día, ella le da vuelta y retira,
las sábanas de su cama, cada día, con ternura sus dedos acarician
su camiseta blanca (aleteando sus diminutos brazos, no hay nada que sostener)
en busca de algún músculo ahí en su espalda aún robusta,
y detrás de su cabeza aquella pequeña cicatriz
del día en que se cayó del tractor, cuando ella pensó que sí yo sería capaz de matar
yo podría matar a su padre, sí por esto, oh—
Tan aguda es su memoria.
dónde dónde están sus brazos y su pierna
Ella quiere levantarlo, quiere colmarlo de amor, quiere palpar todos los ángulos
de sus heridas, lo quiere de vuelta, quiere que muera. Todas sus palabras, las
que podría expresar en algún día de primavera ha salido el sol ha crecido el centeno
atascadas
en algún lugar bajo su plexo solar
aquellas palabras hermosas sol pasto lluvia caballo tierra
ya extintas—
sólo permanecen sus restos.
(De la obra, Vocabulary Of Silence, 2011)