Tudor Crețu

Fragmentos continuos

 

 

 

(Traducción al español de Corina Oproae)

 

 

 

Putin

 

1

 

qué le dirías

vladimir putin

al perrito que tienes en la falda

al cachorro de san bernardo

(su sexo está todavía atado con un lacito)

sobre cómo se mata con shashka o con bala

sobre la mezcla de jugo de sauerkrat

agrio y vodka

y sobre el espacio intercostal

el intersticio más a menudo perforado

qué le dirías al pez muerto

con que alimentas a los delfines

los colores se desvanecen uno a uno

y al delfín

que dispararías seguramente en la cabeza

con el aire con que el revisor perfora el billete

o de un perforador

seco

harías un chasquido

los ojos se te volverían aún más azules

a los cachorros les darías el biberón

nuclear

 

 

 

2

 

putin come una pasta verde

más agria algo ácida

sus espinacas son de un verde más claro

su plato parpadea como un semáforo

putin extrae algo continuamente

el rábano blanco – la rebanada de

sus pómulos

pierden relieve

cuando amenaza

sus ojos son semáforos también

putin es un tío cítrico cínico

el aperitivo se lo toma sobre lentillas grandes y esterilizadas

con lentillas – un poco mejor afiladas – se le trituran los berros

putin es medicinal

el jugo de col fermentada

lisérgico

sus botones también le resultan mortales

putin abre sandías

se las muestra a los nietos la pulpa más roja

las semillas más negras

con sus servilletas higiénicas puedes desinfectar bisturís

campos de batalla

etc

 

 

3

 

to slit

es su verbo felino

la cuchilla casi nunca dentada

el acero nítido-nítido

lo aclara en algo parecido a la muerte

que gotea de sus ojos

si se cansa

evidentemente

cuando se lava las manos

salpica como si santificara

los azulejos el espejo

se sacude cada vez más fuerte los dedos

la respiración es polar

la sangre

igual de fría

dentro y fuera

–un dentro suyo

un fuera ¿de quién?–

sobre las manos como si dijéramos

 

 

 

kim jong un

 

que brille el trozo afeitado de su cráneo

la piel en general

como el filo

que babeen un poco de saliva

cuando sonrían

gente plena

así lo celebramos

hacemos cortes

hoy aquí mañana allá

en el músculo y en la frente

y en cualquier otra cosa

la demasía de nuestro pueblo

se verifica igual que una jeringa

tiene que brotar fluir algo de prueba

y el queso frito también así lo probaremos

con un trozo más alcalino de la cuchilla

el mismo verdugo arreglará los flequillos mal cortados

y también él picará el perejil

y los dedos

con los mismos gestos

los tablones los limpiarán los herederos

llegarán los restos por correo a sus casas

harán (otros) cortes

y acusarán recibo

 

*

 

Mi país es una mezcla de pasta correctora y papel macerado. De polenta y de leche. Es decir, es amarillo y blanco. Frescas.

 

(El crítico ortodoxo: quería llamarle, maestro, para felicitarle…

Es decir, para lavarle los pies con una mezcla diferente.

Usted sabe que se endurecería, como el mortero, ni más ni menos).

 

Mi país es una pata solitaria de mosquito. Instalado, clavado en la llanura calva: lodo, lodo, lodo. Ya liso.

Mi país es un túnel azuloso, el crujido de unos tejanos. Prelavado.

Los muertos se han retirado bajo orejas de caniche. De cocker spaniel. Para las de bóxer hace sin embargo demasiado frío.

 

*

 

y no es lo que no es

la danza de la mujer vista desde lejos

vista en el umbral

en la choza blanca

pelo largo y vestido de gasa

esa mujer es la tristeza misma

su carne hervida salada

hay niños que le arrancan algún pedazo

y huyen la desgarran

y el hueso -míralo- es una flauta amarilla

agujero tubo

 

y no es lo que no es

(comentario sobre la turbulencia)

todo poema comienza por mezclar el agua

en el caldero

(con un palo rama cuchara)

se echa gris y sal

y se observan los anillos blancos

luego sigue la liberación histérica

de las palomas agarradas al pecho

alimentadas bajo el abrigo

las lanzas al aire como confeti

te alegras

sus alas son marrones tienen manchas blancas

como los caballos de los indios de la estepa

 

el caldero la mesa pesada

el diablo agarra un tocón y sienta su culo

y pone una cebolla sin cortar en el pan

 

la mente señor

qué voy a preguntar ceñido con este delantal de cuero azul

cuando arrugo y escurro como una prenda mojada

placa tras placa de metal

y libro tras libro

desde aquí desde donde doy golpecitos con el dedo

desde donde reinvento el telégrafo

y el código Morse

qué voy a preguntar

el alma es el aire entre los cuernos de la horca

y mi vida es ráfaga de cuadraditos de plástico

 

un bramido de bóvido salvaje interrumpe el concierto

escribe el que sueña con la plata de la cruz

y con el trono dibujado en la pared

en unas pocas líneas

qué decirte sobre la verdad de la letra pequeña

sobre el papel origami

y la escritura de los granos de arroz

o sobre ángela la de los dientes ralos

que recorre la ciudad de rodillas

 

mis días son las pausas

entre las letras de un nombre

entre los postes encalados

ceden también caen y se curvan hacia dentro

este mundo se arruga

como la piel de una solterona

este mundo es solo eso –

voy a contemplarlo desde un camino alto

desde una curva en la carretera con señales anchas

primavera tras primavera

sale la buena gente con cubos

y las refrescan

los viejos que apenas pueden partir el pan

y mastican la miga con las encías

 

*

 

solo siento tu presencia

un manto que se cierne y ensombrece

el jardín

tu soledad es imperial

 

estos cigarrillos blancos duros son los primeros

son sal también y mantequilla

 

te he visto desnudo

sonrosado y pelirrojo como una mujer

he visto la sábana deslizarse

permaneciendo -es decir- en la tumba

 

mi dios es gitano

la poesía de ginsberg es un tobogán

inundado por el que fluyen sin cesar

luces intermitentes y sandías aplastadas con el puño

 

escribí hace tiempo la historia del país más embrujado

de la novia-araña

y creo

que esta palabra tritura

un meollo granulado

un grano de té

desuela las playas

y el pecado es otra vez el pecado de los retirados

envuelto en lonchas tiernas de tocino

 

cuánta niebla cuántas huellas empañan el cristal

uno sobre el otro los libros

no se

será como en baudelaire vaporización

o como cuando pones música:

los muertos son muñecos secos

ídolos con las cuencas vacías

estoy anidando como una polilla

como una larva

madera llena de ojos no de ácaros

la patria del profeta es cuadrada

excavada en el turrón

-en el jabón para la ropa vieja

las losas son aterciopeladas

(pasas la mano por encima por puro placer)

y las viejas sus frentes retrovisores

salen como relojes de un cuco

los ríos son más lentos

allí

fluyen como la savia

de la madera atravesada

los domingos son plácidos

el desierto malva

ves lees en la suavidad del edredón

todo

rezas con buñuelos calientes bajo las rodillas

 

 

 

wing

 

ponía en su chaqueta fina

en rojo intenso

o en rosa convincente

pulsando como la sangre bajo sus uñas

 

no sabía exactamente lo que significaba

sólo tenía una vaga sospecha

cuando con descuido ella tiró la chaqueta sobre la cama

y durante una (fracción) de segundo

la vi flotar suave

como un ala

 

*

 

están corridas las cortinas

la luz de la lámpara

como un sangrado de animal de compañía

 

ni los libros sobre la mesa

ni la película que espero que empiece

ni la espera misma

nada

 

solo los cigarrillos y las uñas

que aún quedan por roer

 

horas anónimas

como una ola incitada por la cola de un pez

 

sólo falta el ruido

de un tablón seco

que cruje cuando se le clavan los clavos

 

*

 

cada mujer te hace pasar

como el oro por su prueba con vinagre

el sexo mismo

 

algo parece perderse disipado derrochado

un vapor de carne bien picada

es maravilloso por supuesto

afilar una aguja

puede significar la perfección

de una vida

clavarla en un cojín de estaño

la entrada gloriosa

en la muerte

 

-Selección de poemas de su obra: FRAGMENTOS CONTINUOS. POEMAS LIVE.
Honduras: Editorial UNAH/ Editorial Efímera, 2023.

Tudor Crețu (Rumanía, 1980). Escribe poesía, narrativa, crítica literaria y periodismo. Su libro de debut fue la colección de cuentos Dantel LEER MÁS DEL AUTOR