En silencio flamean los ángeles
(Traducción al español de Pablo Juan Fajdiga)
EN SILENCIO FLAMEAN LOS ÁNGELES
inmortalidad, verbos del sol
deteneos, descansad, apoyad vuestras flautas
navego, hacia la silenciosa semilla de los animales
el círculo de la rotación, al andamiaje deshecho de la noche
piedra, pan, montañas de firmeza
idus de marzo, puerta del alba
mil mares, lava de cenizas, mil surcos de la paz
estoy entregado, pisoteado, soy grande a los ojos pequeños de los insectos
inclinado hacia atrás
oh, ardientes cascos de los israelitas, de los carros de la salvajina
armónicos denominadores de días claros
invoco el agua, entrego al cordero del sacrificio
brillo de la majada, verde flor de la piedra
estoy cayendo en la cal de la gracia
¿quién arranca margaritas, blancas flores del anhelo?
sobre quién gotea la gota
alegría, viento, pizarra de luz, mar de carga
levantaos, peones, en nombre de dios amanece
recoged helechos
descansad, fatigados ríos, la avalancha amenaza
a ti, Israel, te mataré
el cuerpo de gilgamesh depositado entre flores
uruk, cebo, indios en balsas
blancos del día, pechos y trastos de la gente
entrañas, palos, estacas, jefe de amplias carreteras
en silencio flamean los ángeles, en silencio están en las redes de las estrellas
no seré arrancado, no estaré arrodillado en las huellas de los trenes
no me despertarán los pastores
respiraré luz, proclamaré los objetivos
la fuerza del cuerpo, desplegaré la avalancha
oiré flautas, plantaré un árbol
que quede en claro qué son las manos del rey
que quede claro el monte, clara la vida
claros los trayectos de las vías romanas, claro el don
TRAMPA
El oro no se evapora,
el oro no es agua.
El oro es eterno estiércol porque el capital
es muerte que no desaparece.
No cambio, sólo
mi valor fluctúa.
En vano espero al hombre que pulverice
mi máscara,
sólo cazo conejos en el proceso que se le dice
amabilidad de los brujos.
Enanos suben a mis hombros
en el proceso que se le dice
historia, y dos cosas entre nosotros, en verdad, no sabe
nadie:
que soy amante de todos y:
donde está el crimen.
VERSAILLES
Las fronteras de los países en la corteza terrestre no se conservan
nada mejor que las flores de escarcha en mi ventana. El árbol
se viste. Quiebra. Susurras y chapoteas con el hielo.
Te abrazo y te cepillo. Como teclas de un piano
te extraigo dientes. Luego los vuelvo a colocar.
Ahora eres diferente. La evolución alisó el trauma.
Volverán a morder, brillarán, te robarán tu propia
tristeza. Muchas veces te volveré a explotar,
no temas, no me voy a cansar. La piel necesita cuidado
y atractivo. Y a veces tienes doce pisos y
tenemos que percibir en un instante si eres par. Entallarte cada vez
más profundo en el sabor. Y también: con suavidad empujar de vuelta
a los peatones que rodaron de tu falda a la hora
más estúpida. Eres esloveno, por eso estás triste.
EPITAFIO
Cuando nombré a Dios
comencé a hundirme.
Aquí la sangre salpica de la herida.
Aquí está cortado de tal modo
que veo a través de TODO.
El narciso es el más puro
porque va quemando todo a la vez.
Mi nombre escrito es un combate con las tinieblas.
HUELO CABALLOS EN POLONIA
huelo caballos en Polonia, ruinas de Elblang
huelo agua, sangre, enormes tablas colocadas sobre estantes
en Tatra desaparece Juergen, con antorchas y perros lo sacaron cuando
ya no respiraba
frescos en Campo Santo, cada día descargo ocho toneladas
las calles de Manhattan huelo, salpica el vapor, con la cabeza golpeo
contra los techos de los taxis
huelo gas, huelo montañas heladas a través de la ventana del jet de Lufthansa
epopeyas serbias huelo, en Decani, en Ravenna
huelo tierra al pie de Hilandar, duermo en Janina
mimetismo huelo, huelo Monterrey
huelo los abrigos repugnantes de los años cincuenta, toco el piano
beísbol huelo en Brooklyn, el esperma de un cherokee
huelo leña para el ferrocarril de la línea Kocani Cardaklija, espero congelado
huelo el papel del masajista, del cristal, de los físicos, de la basura
huelo el contraérseme el estómago em Nabrezina
todo lo he olido, las manos, huelo cal, me sumergí en el sánscrito,
huelo sufíes
huelo el terror de las culturas regionales, ángeles huelo
la piel blanca de las amigas de la familia, huelo verbo
huelo vanitas, apilo la lengua en carretillas, humo Mancini
allí la anciana Baubo corre al monte
huelo concordance des temps, contrabandeo Afganistán
las carreras entre Cassirer y Fátima, huelo una puta sobre espaldas militares
gute nacht liebe Barbele huelo, el cadáver de Pippa
huelo un mudarse de ropa, un fósil, huelo la salida del sol
la Penguin selection, las hormigas dejan su olor
huelo catedrales, impasibles proletarios
Femme de la señora Mann-Borghese, huelo adulación
huelo astucia y crimen
huelo transgresión, huelo, duermo
A MIS SORDOS HERMANOS
Me he cansado de vuestros insípidos cielos.
Pierna sobre pierna, boca sobre boca, muertas.
¿Qué fuerza impide el florecer?
¿Un gulag, que extiende como un cáncer, en las serviles cabezas?
Yo llevo a Dios en mi corazón y lo prodigo
como agua para aquellos que hace tiempo no han bebido.
Que languidecen por esta imaginaria tectónica
de provincia y el pedestal del suicidio,
el campeón nacional.
Para aquellos que flaquean, matan, duermen
y ya no sienten miedo.
No permitiré que sea libre
por doquier y sólo caiga en una negrura
hueca y árida en mi tierra natal.
No soy un cínico, soy un poeta, un profeta.
Con mi vida me marcho adonde soy.
N me estrangularán vuestras redes,
vuestros balbuceos al estilo de Saint-Beuve no
son norma para nadie.
No voy a trastabillar y caer como Cankar.
No me dorarán en un estéril misal como a županèiè.
Mi elemento es el mar, si no lo tenéis, os lo doy.
Mi elemento es el aire, muerto y envenenado,
purificado.
Si soy el único en quien late la libertad,
no me rendiré.
Prefiero la muerte al humillante genocidio de vuestra mermelada.
El alma es eterna, no lo sabéis.
Yo os lo he dicho.
Este espacio habrá de sobrevivir sólo con un tremendo
esfuerzo de todos nosotros.
Y si habréis de trompincar entre mis piernas,
os pisotearé como a hormigas.
Mejor uno con vida, que dará testimonio de sus goces y
tormentos, a esta cuajada gelatina
del Hades, que no es ni la sombra de una huella
de hombres vivientes y un tiempo
sin dobleces que respira bajo esta
tierra y también sobre estos cielos; sólo
es necesario tener colmillos, dientes,
y, con la gracia de los dioses, asestar un golpe
en el corazón de este desfalleciente destino para que alguien
despierte y oiga algo.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.