Silvia Goldman

Otra versión de confinamiento

 

 

 

  

ternura

para llevarme tu habitación podría esperar
a que las paredes hicieran tierra con mi miedo
o ablandaran el lugar que hay en la noche

por alguna de sus bocas
este balde derrama el agua que juntamos
las manos que nos dieron el pan
parecen atadas

yo vi sus verdes blancas uñas de pasto
y puse en ellas al animal

una madre

son procesos indecibles
y no podemos decidirnos por una palabra
porque decirla es como derramarla
o entrar en ella sin rastro de él

si no me llevo tu habitación podrías traérmela
mostrarme sus muros
la alta blancura de ciertos sobresaltos
ante la palabra padre
no había antes que nosotros ninguna hostilidad
ni siquiera en el vocabulario
ternura no era sólo una palabra
era una posición frente al lenguaje

(del manuscrito inédito todas las criaturas de tu voz)

 

 

consejo

columnas para no tanto ser
carne para dejarse ir
al ras
no dolerse mucho
pasar hacia el agua

tenés que respirar duro finito
irte a una habitación y gritar
no con tu madre
dejá atrás los palos
sólo la boca que va a hacer salir el golpe

(inédito)

 

 

otra versión de confinamiento

I

no el vestido que cae
ni la blanda distancia de su escote
la mano que mejora la piel
levanta la ropa y cae

una habitación se te puede caer encima
y no necesariamente es traumático eso
el trauma es el conjunto de dedos que quedan
en esa habitación

 

II

me trajiste un vestido y me enseñaste a usarlo
lo uso dentro de mí

 

III


me ponía el vestido
pero me parecía que me iba a quedar sin él
todo ese esfuerzo por caber en el cuerpo

(inédito)

 

 

una foto

accedo a tus pies
les pongo cara porque no accedo a tu cara
sólo tengo un cruce largo hacia vos
unos sobre otros tus dedos se hacen míos
unas después de otras tus uñas para morirme yo
que no nací todavía

todo está atento a su propio vencimiento

el pañuelo
las puntas de tus lentes
tus pies
el cruce de tus piernas
el modo en que apoyás los codos en la arena gris y girás
lo que te sostiene porque sí
lo que acomodás
y no sostenés pero te sostiene
te veo completar el futuro
el hambre
poner el cuerpo entre el bolso grande y el chico

todo ese cuerpo que ya no va a moverse

te pido perdón por saber algo sobre vos que vos no sabés

conozco esa añoranza bajo tus pies
y el sexo del que te saca la foto

(inédito)

 

 

culpa

es no saber para qué
o por qué
se abrieron
abriste
los elementos
el aire fue un accesorio una vez
fácil
elocuente
lo dejaste
te fuiste hacia la puerta
te quedaste en el umbral
sin golpear
sin golpear a nadie
pero pensando en lo que harías si pudieras llegar a vos y golpearte

(miedo, Axiara editions 2020)

 

 

una conversación

dejarle en ese sitio una conversación
para que duela menos
ponerla en el tobillo más próximo
a la violencia
hay una manera cotidiana de pasar por esto
como si fuéramos cualquier evento
ayer fui al lago y vi su entusiasmo
no era algo que se podía ver
como una rama que se desprende de su árbol
estaba en el frío sugerido por la
respiración de un niño
si te digo que ese niño miraba el agua
no será suficiente para que veas el frío de su agua
estaba quieta ahí estancada
era algo sobre mí
el niño giró su frío hacia mí
quisimos moverlo y lo movimos
no hicimos nada para decirnos
no hubo más
sólo retroceder
como lo hace la marea

(miedo, Axiara editions 2020)

 

 

ser Paul Celan

ser Paul Celan
sobrevivir el diluvio de la madre
su cintura rodeada de silencios
sus dedos como velas apagándose

una vez mi hija se subió a mi silencio
tan chiquito era su cuerpo que el silencio era más grande
una vez mi silencio la puso en el lomo y la sacó a pasear
solo para escuchar cómo se abría y se cerraba su corazón
como un acordeón cuando lo erizan

pero era cómoda esa línea de calor
y daba vértigo esa distancia
que hacía más alto y líquido al día

afuera se alejaban con sus velas alzadas las palabras
y mi hija se quedó en la cima del silencio
era la punta de un iceberg
y yo lo que se hundía 

(De los peces la sed, editorial Pandora Lobo Estepario, 2018)

 

 

Kafka

sabía que si escribía de noche iba a estar más cerca del tren
que en la inutilidad del afuera se le iba a ir más lejos la casa
la capacidad para mirar el dolor
que la devastación llegaría por el costado interno
del vientre que es como decir
del bosque
que es como decir
de la casa
que entonces no habría más bosque ni casa

acurrucaba las piernas como si buscara meterlas
adentro de un pozo
los brazos hacia las calderas
sobre la mesa soltaba lo verde

a veces tomaba cerveza para recuperar el tono
aniñado que en otras conversaciones
se lo había llevado lejos del padre
al claro de ese bosque cuyos árboles exaltados
iban a hacerle una celebración
sin agua en las raíces
pensaba en la amistad de otras noches
vírgenes
que también lo habían llevado lejos o fuera
de la autoridad que tiene el cuerpo
a la anatomía de ciertas preguntas
que comunican la inevitabilidad de un destino

pensó que podría tomar ese libro y escribirlo
tomar la escritura y hacer que ese libro fuera la escritura
y luego hacer otro libro en el que perdiera ese libro
en el que se declaraba padre y abandonaba a cada uno de su hijos

(del manuscrito inédito todas las criaturas de tu voz)

 

Silvia Goldman Es poeta, docente e investigadora. Poemas y artículos académicos suyos han sido publicados en revistas literarias de Latinoamérica, Estad ... LEER MÁS DEL AUTOR