Rolando Cárdenas. Búsqueda

 

Presentamos dos textos del recordado poeta chileno adscrito a la corriente lárica.

 

 

 

Rolando Cárdenas

 

 

 

EN SUMA; TODO ES REGRESO

En el océano de esas noches
me detuve con mis signos, dispersándome
de aquellas colinas que han dejado de ser
(ahora deben estar pobladas de tejados rojos),
de la nieve sobre la soledad de los domingos,
de esa agua helada que nos ha rodeado siempre
y del fuego, que nos separaba del invierno.

Un tiempo definitivamente transcurrido y olvidado
por esa decisión
de esconderse cerca de este otro lado del mar.

Ahora era tu voz grave
como madera resonando levemente tocada,
tenazmente alejados de lo que no fuera ese secreto,
dispuestos a dejar atrás lo que nos había afrentado,
a rehacerlo todo en esa casa perdida bajo el cielo
en una alianza de pronto despertada.

El silencio también era un silencio lleno de voces
que con el sueño llegaba
copado con los sonidos ocultos de la noche y la tierra.

Sin duda eras un horizonte ausente
blanca y dormida,
la que no me oye en su humedad salobre
pero en un gesto repentino me acerca,
más que la espuma preparándose desde lejos
distante de tus ojos obscurecidos por la tarde.

Eras mucho más que el frío aire de la madrugada
que nunca logró penetrar en ese pequeño escondite cerca del mar.

 

 

 

BÚSQUEDA

A veces es bueno abandonarse al propio olvido
como si el saber sonreír
fuera más fácil que morder una fruta.
Ir por las calles perfectamente solo,
sin más compañía que nuestra cotidiana tristeza y nuestros pasos,
amando una vez más la sencillez del aire
de la manera como se recuerda la infancia,
o ese otro tiempo pulverizado
cuando se buscaban las primeras estrellas en las charcas.

Es bueno sentarse entre amigos y vasos
a observar como todos abandonan algo suyo
en la música que los impulsa y transforma en seres sin huesos,
mientras la noche trepa por los muros
buscando también dónde esconder su espera,
y después salir hacia el alba
con un poco más para alimentar futuras soledades.

Es bueno comprender que estamos hechos de recuerdos,
un poco de tiempo que crece sin escucharnos
y de muchas cosas que no comprendemos.

A veces es bueno detenerse a contemplar la hoja que cae
cuando la palabra primavera
no es lo que nosotros quisiéramos que sea.