Pedro Rivera Ortega

El río inmóvil

 

 

 

 

DE: LA MIRADA DE ÍCARO

 

EGO

 

El escriba
Año 2000 d.n.E.
Un centenar de
satélites
artificiales espía
las intimidades
planetarias
en el cielo
de la noche.

 

Yo

medida de lo que es en tanto es

hombre/mujer

dual y uno

con el Universo

clonación de las primeras cadenas de aminoácidos

genocopia

heredero legítimo de la estructura del átomo

soporte del hálito cósmico, aullido del big bang

homínido, mamífero vertebrado, bípedo

inmortal desde el amor y la réplica del gen

todavía pregunto ¿qué soy, de dónde vengo?

O más bien: ¿quién eres tú?  ¿Por qué preguntas?

¿Acaso no estás conforme con lo que eres?

¿Dejarás de ser lo que serás sin dejar de ser lo que no fuiste?

 

Interrogantes y respuestas

cuelgan como gritas del tímpano nocturno.

 

A ras del suelo vuela el qué con alas rotas.  El cuándo

en cuyo pico ensangrentado el cómo pudo ser

derrama lágrimas de cocodrilo estelar.

Aúllan por doquier las metáforas del miedo,

las neuronas de Internet chocan las unas con las otras

en un ciber espacio repleto de agujeros y relojes.

Sordo, mudo, ciego, estúpido, iluso y magnánimo,

remosqueo las cenizas de Alejandría en mi cerebro.

 

En la punta de la lengua tengo todo lo que ignoro.

 

 

 

 

LA PALANCA PRIMIGENIA

 

Homo habilis
África
2.5 millones años
a.d.n.E.
A orillas del
lago Rodolfo,
al norte de Kenia,
erguido sobre sus pies
el homínido empuña
el pedernal sangrante
y escudriña
las entrañas
del jabalí
de las praderas.

 

¿Qué es primero, el fuego o la sensación de la quemada,

la rueda o su concepto, el huevo o la gallina?

¿Dónde se produce la primera síntesis de todo lo pensado?

¿Qué caminos anduvo el hombre antes de labrar el sílex

Convertirlo en herramienta, martillo genital, daga  y sangre?

 

El gran salto supraorgánico del homo al homo sapiens sapiens

hombre y mujer, uno en dos,

empieza cuando la pinza primigenia, o mejor dicho

el primer sistema de palancas

-pulgar e índice de la mano del primate-

separa el estambre del pistilo

sin romper el corazón de la corola.

 

 

  

 

LAS HUELLAS DEL ENIGMA

 

Homo erectus
África, Asia,
500,000 años a.d.n. E.
En el sitio de
Choukoutin,
muy cerca de Pekín,
o en Vértoszöllös,
Hungría, o en Tierra
Amata, Francia, el
Homínido vertical,
Organizado en hordas,
cruza antílopes, bisontes,
elefantes y los calcina
alrededor de las fogatas.

 

El primer beso intelectual entre homínidos y Dios

trastoca proteínas chamuscadas de pez y megatherium

después de la erupción de los volcanes y el relámpago.

 

En las fracturas del tiempo y la bioquímica

las neuronas sintetizan la sustancia de los códigos

codifican las formas rituales de la magia

la música, los sonidos guturales

la danza simpatética que convoca espíritus malignos

los signos rupestres del venado en las cuevas de Altamira

la adivinación, las matemáticas

y la simplicidad gregaria de los simios.

 

 

 

  

LOS GUERREROS MITOLÓGICOS

 

Micenas
850 a.d.n.E.
Las historias de
Ulises, Aquiles,
Néstor y
Agamenón,
trascendidas en
el tiempo a través
de la palabra,
son recopiladas
y enriquecidas por
el más elocuente
fabulador
mediterráneo.

 

En un lugar de la Magna Grecia

-Éfeso, Elea, Samos o Mileto-

un anciano de barbas amarillas cuenta cuentos

y el niño que lo escucha –llámese Heráclito o Parménides-

duerme en su regazo.

 

El griego antiguo

-canción de cuna, cascada, rumiadero de metáforas-

perfecto en sus imprecisiones metafísicas

sustrae del mito os lenguajes de la ciencia.

Nada distingue el arriba del abajo, el antes del después.

Espacio y tiempo son análogos discursos metafóricos.

Así como los dioses del Olimpo

tienen cobertura antropomorfa

impunidad y fundamento erótico

(el adulterio olímpico procrea héroes mitológicos)

La angustia humana se resuelve en lecturas viceversas

en opuestos evidentes como lo que nace y lo que muere

como la luz que ciega y la sombra que perturba.

 

La relación causa y efecto

siempre

estuvo implícita en el mito.

 

 

 

 

EL MODELO PERDURABLE

 

El comercio
y el poder
800 a.d.n. E.
Los emigrantes
zarpan de las
ciudades-estados
y fundan colonias
en los territorios
costeros del mar
Mediterráneo: nace
la democracia  esclavista
como paradoja del
desarrollo humano.

 

Mercantes colonialistas

derrotan a los dueños de la tierra, descabezan

literalmente a las gens aristocráticas, trasiegan granos

alfabetos y monedas desde las factorías del Mar Negro.

 

La timocracia anuncia en los confines de la Hélade

la vieja nueva: el hombre es un valor acumulado

intrínseca opción de destripar a sus congéneres

largura de lanza, azote y periplo de fortuna.

 

Desde entonces

la libertad se define como poder y privilegio

de quienes controlan los medios de producción,

el dogma

y los ejércitos.

 

Para algunos hombres singulares libre es el que sabe.

Sólo la verdad o su búsqueda infructuosa

satisface la voracidad intelectual de estos neuróticos.

 

 

 

 

LA HÉLADE

 

Amor
a la sabiduría
650 a.d.n. E.
Durante el período
arcaico nace la
filosofía orgánica,
sustento de la
civilización
occidental.  El
universo se escruta
racionalmente.

 

La duda griega invoca el vuelo del flamenco.

El ojo sensible al devenir captura imágenes perpetuas

giros esféricos en los cuadrados triangulares

vida viva en los cadáveres después de las batallas:

moscas        gusanos    zopilotes

vandalizan

espectáculos mortuorios en el jardín de las Hespérides.

 

Las hogueras congelan su propio resplandor de odio

o más bien parecen musarañas arrojadas al vacío

puñales microscópicos en la piel podrida de los cuerpos.

Sin embargo la flor que se destruye permanece intacta,

replica sus dones aromáticos en los estercoleros, y la misma

piel desintegrada clona millares de estructuras paralelas.

 

Está escrita entonces lo que muere nunca muere.

 

 

 

 

ALMA CÓSMICA

 

Pitágoras
Samos-Metasponto
580-497 a.d.n. E.
Hijo del mercader
Mnesarco, disidente,
exiliado en Crotona,
viajó por Egipto,
Persia, la India y las
Galias, creador
de una cofradía
disidente.
Probablemente
murió en un incendio
provocado por razones
políticas.

 

Sólo quien observa la predadora

complejidad de la materia,

o investiga los volúmenes planos y las curvas

o navega la superficie geométrica del cosmos

puede agregar un cuadrado construido sobre los catetos

al cuadrado de la hipotenusa

del triángulo rectángulo

o postular que sólo la filosofía purifica el alma

o todo lo que vive o muere emana de la madre tierra,

o filtra fluidos energéticos en las semillas y la sangre.

 

(El padre muerte-cernidor de motivos sucedáneos-

simplemente recicla las estructuras proteínicas

en sementeras, tundras y pantanos).

 

No se muere de muerte, sino de vida.

Árbol, insecto, pez, ave de rapiña, reptil o dromedario,

hombre o mujer –uno en dos-tienen origen específico común:

sólo transmigra el alma, es decir lo que anima la materia orgánica.

 

 

 

 

EL RÍO INMÓVIL

 

Parménides
Elea, Magna Grecia.
540 ¿? a.d.n. E.
Poeta, su poema
La naturaleza,
es un tratado de la
inmovilidad de la
materia, de la
imposibilidad
de la evolución.

 

El caos cuelga como esfera inmóvil:

El ser, lo que es, reposa inmutable e infinito.

Nada lo engendra, nada lo destruye, existe para siempre

Homogéneo como producto de su propia integridad.  No ser

es impensable porque solo existe aquello que puede ser pensado.

Lo que es, es ahora, no tiene alternativa

no antes ni después ni tampoco porvenir

porque todo cambio implicaría dejar de ser

y no ser es imposible.

El río es la ilusión.

 

 

 

 

VIAJE A LAS ESTRELLAS

 

Euclides
Alejandría
300-200 a.d.n. E.
Los elementos compendiados
En 13 libros,
constituyen la base
de la geometría,
la geometría espacial,
las magnitudes, los
inconmensurables,
la aritmética y
tienen tanto valor
hoy como cuando
se escribieron.

 

Un hombre solo, en cuclillas, ciudadano de

la ciudad más cosmopolita del mundo conocido

observa el universo plano, tridimensional

desde la ventana de su casa en el Mar Mediterráneo.

Lo lejos, dónde llega, pregunta al viento.

¿De cuánta materia se hace la distancia?

 

Un gran signo de interrogación aplasta la sustancia del planeta.

Cada atardecer el cielo sin smog configura duendes geométricos

nociones comunes, definiciones, postulados: puntos, rectas, volúmenes

todo implícito como la figura ecuestre en la roca de granito

aguarda el cincel y la mano que despoje sus contornos de caliche.

 

Pájaros piojosos hunden su pico en el cuero de la noche.

El dedo traza la línea imaginaria hacia un punto en os confines.

 

En un mundo donde sólo pueden existir cinco poliedros regulares

la psique atrapa entre dos puntos una recta digna de sí misma

y por un punto exterior a su paralela escudriña el infinito:

la geométrica ternura del espacio intuido.

Desde entonces dos cosas iguales a una tercera sin idénticas entre sí

y los números perfectos resultan iguales a la suma de sus divisores

así de simple, contundente y para siempre queda establecido.

 

Todo es azul y verde y limpio

porque todavía no existen las usinas

sólo humo de fogones empedrados disipan cúmulos y estratos

la lluvia arrastra aroma de eucaliptos y heliotropos pútridos

lobos  noctámbulos ladran a la luna en lar márgenes del Nilo

mientras un hombre solo, en cuclillas,

desde la ventana de su casa

en Alejandría,

contempla el mar Mediterráneo:

imagina las navegaciones del futuro humano a las estrellas.

Pedro Rivera Ortega Ciudad de Panamá, 5 de enero de 1939. Reconocido ensayista y poeta, cuentista premiado, periodista cultural y pionero del cine panameño. ... LEER MÁS DEL AUTOR