Pablo Dema

La materia frágil del mundo

 

 

 

NUEVAS VOCES DE LA ARGENTINA
Por Luis Benítez

 

Esbozada, escondida entre sus versos o bien explícita, siempre hay una historia en los poemas de Pablo Dema. Pavesianamente a veces, esas historias se desprenden de la evocación personal y alcanzan una dimensión general que lleva al lector a una identificación casi inmediata. Es que Pablo Dema encontró un modo preciso para trasmitir el “principio de incertidumbre” que sospechamos anuda la existencia al flujo y reflujo del sistema de causas y efectos, donde la conciencia individual y la universal se interseccionan y ensamblan.

 

 

 

 

Mi nombre es nadie

Amigos,
ahora que ya soy un hombre
y no quiero ser alguien
en la vida
me siento mucho más liviano.
Desde acá los veo
lanzar sus dentelladas
sobre un reflejo fugaz en el agua
que es precioso, sí,
pero no es oro.

Amigos, amigos…
no corran más,
todo lo que hay es de ustedes
pero no es oro
oro no.

(de Filos, 2014)

 

 

Un hilo

Un hilo
de luz
fascinante
los une.

Como si sus auras nimbadas
no supieran todavía
la noticia que los cuerpos conocen.

¡Son dos!

El recién nacido
inventa a la madre
y no sabe que es el mundo.

(de Filos, 2014)

 

 

 

Posiciones

1
Te dormiste amamantando
con un brazo en la cadera
y el otro flexionado
sirviéndote de almohada.

Tomé a la beba para llevarla a su cuna.
La cabeza en una palma
y en la otra el resto del cuerpo ovillado.

¿Qué corriente invisible casi corto sin saberlo?

Al sentirme
apretó los labios
y quedó colgada de tu pecho:
colibrí lactante
libando en la más fragante flor.

Sentí una descarga en todo el cuerpo,
la dejé en tu regazo
y salí del cuarto a los tumbos
embriagado de amor.

2
¿Adónde más poner los ojos?
¿Qué batallas librar después?

En los confines de los campos literarios
se ven los destellos de los últimos egos
estallando en el cielo constelado:
ilusorias flores de luz extinta
viajando hacia la nada
de espaldas a la luz mayor en combustión.

¿Cuál sería la posición estratégica
para un corazón encendido
en esa coreografía de fuegos dispares?

Tu pupila roza la zona donde susurra mi voz.
En la intemperie sin fin ocupamos lugares comunes.

(de Filos, 2014)

 

 

 

Conduciendo en medio de la noche

Ahora que el coche comienza a hacer un ruido raro
y el agua está llegando a la altura de las luces que vacilan
dimensiono la magnitud de mis errores.

No presté atención al alerta cuando partí por la mañana.
No le hice caso a ella cuando me dijo
que no me largara a la ruta con esta tormenta.
(Aunque ya no quiere saber nada conmigo,
hubiera preferido que pasara la noche en su sofá).
Odiaría recibir un llamado a medianoche,
como esos de las películas,
con la noticia de que tuviste un accidente, dijo.

Pero hasta un cobarde como yo es temerario cuando se siente despechado.

Ahora la lluvia arrecia
y sólo circulan de frente
los camiones de gran porte.
La situación empeora
cuando bajo la cuesta
y las luces se apagan
después de un último parpadeo.

Alrededor todo es oscuridad y agua que golpea.
Pienso:
salir fue un error,
volver fue un error,
seguir fue un error.

Me pregunto si esta evaluación
no se aplica al día de ayer
y a la última semana,
al mes, al año entero,
al resto
de mi vida.

(de Prendas, 2020)

 

 

 

La falla de los poetas

Uno llamó al hermano perdido amuleto pequeño,
otro vio a la hermana transformada en gas de las estrellas,
una poeta escribió sobre la mitad crucificada del hijo
y el mayor nombró tahona a la ternura de la madre remota.

Hacia lo recóndito la voz de los poetas cava adelgazándose
hasta que se corta ese hilo al borde de un clamor quedo.
Ellos piden perdón cuando se quiebran,
pero sólo en ese parpadeo se aprecia
la materia frágil del mundo.

Somos la herida. Vamos a eso.
Nos vemos aparecer
en la falla de otra voz.

(de Prendas, 2020)

 

 

 

Gratitud

No sos especial, me dijo.
No sos mejor que nadie, sabelo.

Fue a las pocas semanas de conocernos.
Recuerdo el pelo revuelto,
la boca hinchada de besarnos.
Igual me tenés loquita, dijo,
pero no sos el primero
y a lo mejor tampoco el último.
De esto hace casi veinte años.

Algunas veces, cuando estoy cocinando,
me abraza por la espalda y me lo repite:
no sos especial, no sos mejor que nadie.

Luego de un momento de quietud,
en las sienes, en la garganta siento
el golpeteo tenue del antiguo martillo
y sonriendo me doy vuelta
para darle lo mejor que tengo.

(de Prendas, 2020)

Pablo Dema Nació en General Cabrera, provincia de Córdoba, Argentina, en 1979. Escritor, docente y editor. Publicó en poesía Filos (Edicio ... LEER MÁS DEL AUTOR