Oscar Hahn

Sujeto en cuarto menguante

 

 

 

 

 

SUJETO EN CUARTO MENGUANTE

 

I

 

Mira la luna ahí afuera en lo alto. ¿Qué te parece? Me parece

un poro. Es la luna llena. Llena de polen, digo. Me parece

un poro y luego un punto negro. La luna es blanca, gallo.

Blanco es el cielo y la luna un punto negro.

 

 

II

 

Anoche oyeron gritar a alguien. Las brújulas me dijeron que

se estaba haciendo tarde. ¿Tarde para qué?, les pregunté. Tarde

no más, dijeron, riéndose de mí. Me fui caminando en cámara

lenta. Oigan, brújulas, la risa abunda en boca de las

histéricas. Somos almas en pena, dijeron. Sujeto, échate un

vistazo hacia adentro y cuéntanos qué ves.

 

 

III

 

Todas las cabezas iban bailando en procesión. Las verdes, adelante,

cubiertas con ramas de tomillo. Las rojas, unos pasos

atrás, pintadas con lápiz labial. Las amarillas, con cáscaras de

papas pegadas en la frente. Me agarraron a peñascazos las

muy cabronas. Me regaron con agua bendita. Me echaron alquitrán

en el pelo. Pero yo seguí metido en la procesión, empapado,

apestando a luna.

 

 

IV

 

Fue entonces cuando las lunas azules no pudieron más y se

pusieron a gritar. Daban grandes aullidos de chanchos apaleados,

chillidos de todos portes que ponían los pelos de punta.

Cállense que sus bramidos me asustan más que mi cara,

les dije. Mientras tanto las otras cabezas hacían preparativos

para que me confundiera y avanzara por el camino errado y

fuera a parar al fondo del precipicio.

 

 

V

 

Aquí se detuvo el río de mi pensamiento. Se empozó y formó

un charco. En este charco lleno mi tarrito con agua. Con

esta agua mojo mi pan y lo chupo. Estoy afirmado contra una

pared más blanca que mi pensamiento.

 

 

VI

 

Había un hilo perdido. Mi mamá me dijo: “Niño, tienes una

hilacha en el suéter. Sácatela tú mismo, porque si no te va a

traer mala suerte”. Pisé la hilacha y se me pegó en la suela

del zapato. Salí del cementerio y se me notaba la hilacha. Alguien

me dijo: “Oiga, tiene una hilacha en el zapato”. Y alguien

más: “Es el hilo que se le había perdido”.

 

 

VII

 

Había un hilo que deambulaba por todas partes buscando a

su mamá. El hilo corría por la comisura de los labios. Hagámosle

un homenaje al hilo perdido. Las personas depositan

ofrendas florales en la tumba del hilo desconocido. Estás navegando

sin timón por el sueño. Estás navegando a la deriva

por el sueño, cantaron las brújulas.

 

 

VIII

 

¿Corto la cara de la luna? No. Apriétala con las uñas para que

le salga el polen. Cuidado, oye, que me duele. Me saqué el

punto negro y ahora me está saliendo sangre. Lunático. Tú

también. Multiplícate por cero, loco.

 

Óscar Hahn (Iquique, Chile, 1938). Poeta, ensayista, crítico literario. Es Doctor en Filosofía por la Universidad de Maryland. Entre 1971 y 1972 fue ... LEER MÁS DEL AUTOR