Mónica Tracey

La poética de la naturaleza de las cosas

 

por Enrique Solinas

Para Mónica Tracey la poesía tiene su origen primordial en la pequeña voz del instante. Sin grandes estridencias, con medida cadencia y certera observación de la realidad, su lírica se desarrolla en un espacio que a veces la contiene y a veces la vuelve ajena a este mundo: es la naturaleza en todo su esplendor. Naturaleza no textual, sí vivencial, el sujeto de la enunciación da un paso más y apuesta a la experiencia, donde juegan un papel fundamental la memoria y el olvido. Aquí sucede lo que no sucede. Es una poética inquietante donde lo aparentemente leve es un sentir profundo, diáfano, a partir de la experiencia y los afectos, del sentir que deriva en el pensar.

Bella, sutil y precisa, así es la poesía de Mónica Tracey. A continuación, estos 9 poemas pueden dar fe de esto que digo y que recorren brevemente su obra, cerrando con dos poemas inéditos hasta hoy.

 

 

 

Caminamos entre las espigas
al ras de la segadora
entre el color que desdice la aspereza
siete mil quinientos kilos por hectárea
el rinde dijo el Vasco
comíamos semillas
como pan en la tarde
los muslos entre las espigas
al ras de los rastrojos
pasamos por el molino
escamoteado al ciclón
por un juego de aspas
el mismo molino
desolado
en la mañana
el disparo
a pleno sol
al amparo del ruido
de la cosechadora.

 

-.-.-

 

Era una nube de polvo seco
es el guadal en el camino
dijo Daniel
los camiones con la cosecha
no
empezó con un llamado
después todo se llenó de polvo
la boca
el corazón
polvo en los vasos
masticamos por días
polvo de pólvora
en la sien fue el disparo
en la boca nos pegó
todo fue polvo entonces
por unos días
en el parque
en el camino
el guadal la cosecha
“este es el mundo:
implacable y perfecto”
había dicho Julio, antes,
hace tiempo.

 

-.-.-

 

El camoatí me picó en la lengua
estaba en el vino
lo escupí
la sangre todavía estaba fresca.

De “Sobre la espalda del cielo”

 

-.-.-

 

El reflejo del árbol sobre
el río
no es uno a uno
una hoja una rama y su doble
según la luz la niebla la brisa
es un halo verde como un musgo
que le brotara al agua
la impresión de una presencia
que lo penetra
que lo forma
que se hace parte
como una letanía
sobre la palabra
sobre la música
en la respiración.

 

-.-.-

 

Y después de tanto
de andar por caminos vistos
y no vistos por cielos de texturas infinitas
por ese sendero de piedra y pasto de tierra
después al otro día ahora volver a elegir
un vestido para este cuerpo
ponerles botas a los pies
apresar una forma que reconocen
hola hola cómo estás otra vez todo
parece estar en orden.

 

-.-.-

 

Uno nunca sabe cómo sucedieron las cosas
una se recorta a tientas sin saber
desmembrada desarmada cincela armas
de aproximación armas que hunde en su propia carne
armas que exploran
sin saber cómo sucedieron las cosas
sabe se reconoce sonríe en otros espejos.

De “Hay que dejar de ser hermosa”

 

-.-.-

 

La misma falta de recuerdos es un naufragio
no atesoran lo que no tienen qué
no hay penates ni blasones
y el mínimo gesto o la voz el instante ya se sabe
se pierde en el tiempo en la más leve de las tormentas
si no hay un lugar para los huesos
qué corazón puede haber
qué manos de qué caricias
qué abrazo que seguro hubo alguna vez
imperceptibles o de un golpe han caído
los eslabones ya no hay nada a qué unir
no fue Poseidón enfurecido no
el viaje de punta a punta borró los contornos
la estampa la dulce sed abrevada la tibieza
se hizo extremo el camino de tanta luz enceguecida
ferocidad el andar fieros pasos oscuros
han dolido tanto tiempo que duelen los ojos
cuando amaina la tempestad.

 

-.-.-

 

El agua llega a los pies
a los ojos
el agua bajo la cáscara de nuez
el naufragio los empuja
hacia el naufragio
el naufragio de todos
dicen los ojos redondos
pegados como lapa sangrante
a la piel
es un nene
como el que cuidamos
en estas cunas
sobre la cáscara de nuez
en el naufragio
el agua en los ojos
borra el lugar
la infancia
la cáscara de nuez se inclina
en el mar
en tierra
el naufragio lleva de una orilla
a otra orilla
de tierra naufragada venimos
a tierra naufragada
los ojos
en la orilla imposible
vida que da vida
de generación en generación
hasta la ceguera
ciegos que no ven los ojos
redondos
el naufragio es de todos.

 

-.-.-

 

De un hemisferio a otro
buscando luz
de una frontera a otra
pidiendo refugio
en la escuela nos hablaban de las
aves migratorias
de ese milagro de bandadas
en el cielo
¿cómo íbamos a imaginar?

Inéditos

 

Mónica Tracey (Junín, Buenos Aires, Argentina,1953). Es poeta y periodista. Integró los grupos de poesía “El sonido y la furia” y “Nosferatu”. ... LEER MÁS DEL AUTOR