Mario Obrero

Peachtree City

 

 

 

I

 

En la mañana el padre limpia el jardín delantero con su

soplador

 

mientras suenan en la televisión villancicos

 

recuerdo cómo los colibríes volaban en las tardes de

agosto y bebían néctar de sus comederos

 

fue la primera vez en dieciséis años que vi estos pájaros

 

pequeños como flores rojas floreciendo a las afueras de la

luz

 

vi docenas de armadillos y mofetas en los arcenes

 

vi higueras viejas y pelícanos durmiendo dentro de las

ostras

 

y ahora como dos compañeros en los bosquecillos de la

eternidad escribo con palabras desconocidas que salen

de mi boca como copos de polen

 

las dejo habitar mis sueños y caminan por la soledad con

una lámpara de aceite de ballena

 

y el sonido /θr/ y la palabra wood es una batata

dormitando en la tierra

 

digo estas palabras como un soneto gotea en la piel del

albaricoque

 

el poeta es alguien que no sabe qué o por qué pero sabe

cómo

 

el porqué puede ser mi abuela recogiendo limones de su

limonero

puede ser el sueño de una ardilla joven o el sabor de las

frambuesas cálidas

 

vengo de una tierra con pocos ríos

 

llamamos ríos a los arroyos y dibujamos océanos en el

interior de las calas

 

el ganador del show nacional de perros ha sido un

bulldog llamado Thor

 

de donde vengo no tenemos show nacional de perros

en Acción de Gracias ni rebajas especiales del Día

del Trabajador ni mes de los amantes de la crema de

cacahuete

de donde vengo tenemos marineros que humedecen

sus helechos y madres que recogen ramitas de tojo

después de medianoche

 

mi alma tiene nuevas hogueras donde voces

innumerables queman sus malvaviscos

 

ahora soy un poeta de lo desconocido que escribe en una

lengua desconocida

 

jacinto albahaca percha mimado campanilla

 

soy el ratón que despierta matas de tomates y viste

mandarinas con plumas naranjas

 

mis padres me miran como la gente mira charcos en los

caminos

 

les digo que en las mañanas nubladas veo caballos llorar

sobre las guitarras heladas

 

digo que estoy lleno de partículas y de caracoles

divagando por mi carne

 

la calavera de la hortensia recita poemas en latín y todos

los diferentes tipos de mantequilla y las secciones de

cereales de este país discuten el coste de construir una

cabaña en el siglo diecinueve

el jardín delantero está limpio ahora y las macetas

decoradas con pequeños y bonitos saleros

 

veo ángeles en las llamas del fuego abrazando a sus

novios y cenando en Waffle House

 

en todas las charcas del condado busco las pavesas de un

poeta que cultivó legumbres

 

busco las palabras que construyen nidos de cigüeñas en

las tardes lluviosas.

 

 

 

 

 

Suena la «Sonata Gallega» en un centro comercial de Atlanta

 

sobre el musgo español que cae de las encinas unos

ángeles románicos discuten el color del cielo en el

estado de Georgia casa del faro de Tybee y de las

cacerolas de gambas con papas y salchicha

aquí como en los charcos de las carreteras caen peces de

terciopelo y claveles rojos

 

dos novios comen pizza californiana en el suelo de las

tiendas

 

yo escucho a las madres probándose bañadores y escucho

a las niñas con trenzas de hilo negro

 

toda esta luz el sabor a nueces de los escaparates la

suciedad dormida bajo la uña de una cajera las cajas

de fresas mohosas poco tienen que ver con la arela

arela es una palabra gallega que significa o desexo moi

forte dunha cousa

 

pero la arela no es escuchar al camarero del Starbucks

decir Meriou por megafonía

 

no discutiré si las armas son un derecho de seres

humanos libres o si la sanidad pública es básica para

un país de cowboys que se hace llamar democracia

 

yo solo vine aquí a buscar unas flores que alguien guardó

bajo las sudaderas rosas

 

yo solo vine aquí a afeitarme la barba ignota de algún

arquitecto sumerio

 

vine con una foto de mi bisabuelo y las Cartas a un joven

poeta

 

y en la séptima planta del garaje todas gritan

I, too, sing America

 

y los hombres en tacones esparcen canela y sal del

Himalaya a las cuberterías de segunda mano

 

mi madre es poeta y mujer

 

mi madre descorona a las estatuas y da miel con limón a

los niños afónicos

 

al ver estas estrellas pienso en qué verá ella desde su

habitación

 

la curvatura ha hecho un sendero de amapolas

machacadas

 

quizá esté yo en la piel de todos los esclavos y en el

encefalograma que enmarcan las floristas y en las

máscaras que venden a los niños en la feria

 

quizá esté yo en los que dormidos maquillan la

margarina del desayuno y se alistan a la armada en el

cumpleaños de Abraham Lincoln

quizá esté yo en el Teatro Campesino de Luis Valdez o en

un lago pescando truchas

 

ese yo que como una sábana recién lavada ondea a las

puertas del granero

 

el que sentado en la jura de bandera se hace una falda

con mandarinas y plumas de albatros América

transcurre en mí y yo coso aurículas de lana

y todas las jóvenes de Sweet Apple Ohio y los que con

una sonata de guitarra atada al culo cruzan el pasillo

del motel se sientan en el jardín los días cálidos y

aprenden español mientras los recolectores bailan

ballet a la sombra

así mi corazón crece y mis ojos en el olivar como un

mochuelo en las manos del muerto

América transcurre en mí y yo encuentro a Ginsberg

subido a los coches de golf

encuentro a León Felipe mirando al mar con un perrito

caliente y una caja de música

 

encuentro a Antonio José exprimiendo limones delante

de la escuela cian de la aldea

 

encuentro a los dos brigadistas taiwaneses cantando el

«Himno de Riego» con una corona de gardenias

 

me encuentro y hablo a esa yo tumbada de lluvia suave

como el lomo de los corderos

 

con millones de preguntas y una cerilla

 

escribiendo ensayos de acceso a la universidad y velando

la legaña de los muertos

 

mi corazón tiene una lengua donde los herreros acuden

sin darse cuenta

 

allí las caracolas solo suenan a desierto lleno de peces

 

desde los acantilados enciendo un poema.

 

 

 

 

 

En LaGrange hay cincuenta poemas ingleses por $2.75 y

puertas a cada lado de las hamburgueserías hay ancianos

que echan flores de lis a la estatua de Lafayette como

quien echa veneno al nuevo porche de su casa familiar y

las tiendas de antigüedades y las heladerías con té japonés

guardan en un nicho los décimos de lotería el quinto

premio cayó íntegramente en Soria y la sección de carne

y los invernaderos de Monsanto me envían al  correo

electrónico una feliz Navidad llena de salmos y figuritas

de Santa Catalina el mar con estropajos y cáscaras de pera

génesis  significa  serie  encadenada  de  hechos  y  de  causas

que  conducen  a  un  resultado  dicho  resultado  es  una

barca llena de hombres pájaro y de neveras gigantes en los

panteones de la democracia

 

me declaro ignorante respecto a las vajillas de porcelana

por eso hablaré de cómo el inglés no tiene la palabra

aldea de cómo las aceitunas no se cogen del olivo y se

guardan en una maleta llena de pegatinas de California

o de cómo William Carlos Williams dice que los poetas

están malditos pero ven con ojos de ángel

 

sé de mis ojos que se fijan en el pendiente que llevan los

marineros a la lonja

 

sé de mis ojos que la noche cae y los ciervos se acercan a

mi corazón

 

los caballos han dormido bajo la lluvia y ahora esperan que

algún filósofo venga a darles de comer décimos de lotería

el número acababa en doce y sonaba bonito de los que se

cantan supongo que como el otoño en Georgia guardaré el

secreto de la luz entre peces y fémures de vaca me haré una

lista llena de preguntas en los cupones del supermercado

e iré a la sección de productos lácteos a buscar un poeta

o una golondrina en los galones de leche semidesnatada.

 

 

 

 

 

-Mario Obrero
Peachtree City
Obra ganadora del Premio Loewe de Poesía a la Creación Joven 2020
Colección Visor de Poesía

 

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Mario Obrero (Madrid, España, 2003). Comenzó a escribir a los siete años. En 2018, su libro Carpintería de Armónicos resultó ganador del X ... LEER MÁS DEL AUTOR