Orden del caos y otros textos
Orden del discurso
(5. Orden del sueño )
Caen las palabras en medio del sueño:
son las piedras hirientes
que antes golpearon en la vigilia
y ahora se precipitan a su agua
y se enredan como oscuros peces sorprendidos
en el paladar en la dentadura en el labio o en la veladura
donde calce la articulación,
en la patria de la lengua y su ápice de oro.
Y al despertar están las marcas en la boca.
Orden del cuerpo
(4)
En la bañera que creo llena de flores
veo el dibujo borroneado,
falta el brillo de la membrana
el borde firme en lo trémulo.
La juventud es un aire en la niebla, una raíz,
algo que resiste.
Y es aún más erecto nardo de Delmira, que rosa marchita de Juana.
Y viene más Marosa, erótica y salvaje
y Amanda, de esfinge y de magnolia,
que Pizarnik, tan verde de jardín, tan indecible.
Ahogada en el olor tropical de la azucena,
el cuerpo vidrioso muestra la transparencia azul de las caderas.
Algo de mí navega, flotan los pétalos;
algo de mí se hunde y se deshace.
Y allá abajo se va por el desagüe.
(7)
Tengo esta luz entre las manos
un fanal que me quema
un propósito inútil e innombrable
enredada en los hilos de plata
que me une a los muertos.
Sueño que sueño
y nada queda escrito
aunque queden manchadas las sábanas
con las lágrimas negras.
Si al despertar aquí siguiera
si al sueño de palabras sobreviviera
si al fin del invierno la llama del poema me abrigara
y derritiera el hielo del borde de la cama
donde blanquean insomnes duendes ateridos
diría entonces mi última palabra
roto el reloj
con los granos de arena
en la garganta.
Del libro Orden del caos (Editorial Vitruvio, Madrid, 2016)
El aire oscuro
Ahí adelante espera el fulgor del abismo
el infinito horizonte destinado
los destellos finales de las cosas
los rayos de luz en la corola oscura
las hojas más altas, los frutos por caer y sus pimpollos leves
la futura sombra blanca del hijo del hijo del hijo…
su aura tan clara en la pantalla
y yo, tan anciana sosteniendo el tallo
en el holograma hermoso que imagino
en su emisión de fuego
y su ternura.
Y una posible casi segura región de escombros,
el ojo del huracán en medio del cuerpo
y su vendaval sonoro
en la patria oscura de la entraña
agorando vaya a saber qué sismo
qué tormenta solar
qué rayo que atraviese linfa y corazón
que brille así de oscuro.
“provista de los avíos del vivir…
la abuela hace el camino de la vida repleta de nadas…”
Tatiana Oroño
(de Estuario)
Y da la lección
Le he leído el poema
y él supo señalar una a una las letras de su nombre
en el agua del espejo de mi ojo
y repitió la rima
trinando ante el asombro
de las correspondencias
dejando un pajarito dentro de mi cabeza.
Que viva en mi ojo y en mi árbol trine
y reciba en los versos
los avíos del vivir.
Después, lea,
sepa ver el brillo del agua del poema,
su sentido, en la hermosa enramada de las letras.
Sea la alta flor que sostiene mi árbol.
Del libro Memoria de lo invisible (inédito)
Reflexión
La pregunta da vueltas y crea
un pensamiento oscuro, una idea
que no se convence a sí misma de su blancura
por eso con dolor de circunloquio
inquiere, implora, inculpa
se ampara en la respuesta suspendida
en la impostura
en la lógica, el deseo, en la terrible duda.
El pensamiento asesta su golpe
en las premisas
interroga al acierto, a la cuestión
hace agua
en el silogismo y en la hipótesis
se miente, se lastima
contra la aporía.
Qué, por qué, quién, cuándo, cómo, dónde,
frutos que cuelgan del árbol del deseo,
flores caídas o semillas suspendidas en el aire.
Luego, viento que las lleva lejos,
polen que fertiliza otras preguntas
en tierra yerma.
Y que nadie contesta.
“…se le formaban pensamientos
como flores en la sien…”
Marosa di Giorgio
(de Misales)
Vuelvo una y otra vez al mismo árbol
bajo los frutos recientes, las altas flores
los rizomas y raíces a la vista
los ramajes caídos.
Todos, pensamientos de la misma dehesa
donde ideas pastan en soledad y crecen
hasta soltar sus gemas de infértil galladura.
Desmalezo el terreno, día a día, tarea
en el albur del débil pastoreo
de enmarañadas ideas sin cosecha.
Y quedo con un humilde ramo de flores
enjoyando la cabeza.
Otros inéditos