Nuestros lugares en el desastre
ESPIANDO A LA PANTERA ONCA DE LOS BOSQUES TROPICALES
A Lou K.
Lento y seguro
lo veo salir de la espesura
con sus ojos
verdes incandescentes
postrarse bajo la majestad de una fruta roja y goteante
lista para florecer
en la profundidad de su boca.
Observo
la apertura de sus labios la ternura de su lengua
su espalda
casi vegetal anudándose al árbol del que
desconoce su nombre.
Exhausto
el felino retoza
con el brillo dulce del ámbar en su cara
¡Qué bello se entrega al placer!
El deseo cultiva estalactitas en su barba.
PACÍFICO SUR
No es la seda de la estola de vino
deshebrándose
sobre los escalones de asfalto en otoño
Ni la sangre del arce adolescente
al frente del zaguán en primavera
No son las campanas de metal despertando
al bote de bambú́ mientras el agua corre
O
el olor del jengibre hirviendo
para aligerar la tristeza de nuestros cuerpos
Mi amor por ti
viene de algo
más tibio e imperfecto:
de la piel inescrutable de la pera pálida
caminando por la acera
de la sonrisa fugaz
de una mujer
ofreciéndome una toronja abierta
Mi amor por ti
como mi distancia
viene muy tercamente
de mi recuerdo:
del olor de la brisa salada del arroz tibio
y el aroma de los mangos
que hoy se pudren
y se transforman en árboles
Mi amor por ti
proviene de todo aquello
que no puedo poseer
y desde esta orilla del mundo
he de-ja-do ir
NUESTROS LUGARES EN EL DESASTRE
Me levanto a su lado y veo a mi alrededor
Las medias blancas
las latas de cerveza
las colillas dejadas por su tormenta.
Durante el temblor intenta atrapar su teléfono
y la migaja del sentido
que dejó en los bolsillos de su jean.
Por cuatro días
cada semana
soy la testigo de su hundimiento
y la primera en ver cómo sale de su naufragio
con los sargazos encima y los ojos abismados
preguntando por las palabras lanzadas
y los detalles extraviados en el hueco
de liebre de nuestra noche.
Entre el salitre de su aliento
y las costras que deja su levadura
en mi paciencia,
me pregunto después de lanzar las promesas
a la escollera
por qué decido amarlo cada mañana.
Mojado y deshidratado
como los borrachos de puerto
el papel de sus manos contra mis dedos me convence
en medio de nuestro mar de leva
hay un lugar
del que emergemos
para abrazarnos y decirnos:
la felicidad es un islote visible en el día.
Nos miramos desde orillas separadas
y retomamos nuestros lugares en el desastre.
PORQUE HAY MUJERES QUE PERMITEN QUE EXISTAN LOS POEMAS
Porque hay mujeres
que permiten que existan los poemas,
el lenguaje furtivo de las amantes
aún se levanta en el atardecer tranquilo
de las miradas clandestinas
en el giro ronco del rostro del mar
en los silencios moradores de una despedida.
Porque hay mujeres
que permiten que existan los poemas,
se conservan frescos los amaneceres en el bosque
aunque se avizoren los rituales de la pérdida
y no se tengan labios para murmurar “siempre”.
Porque hay mujeres
que permiten que existan los poemas,
las lágrimas son diamantes sepultados,
rastros de ángeles, semillas de la selva, estrellas,
razones para que se selle con dolor la amargura
y se recuerde que no hay más
paso que una voz que trae a la tierra.
Porque hay mujeres
que permiten que existan los poemas,
alguien te escribe mientras lloras
y ofreces tus muertos a la luna.
Alguien te abraza
aunque no tenga tu cuerpo
y sienta que perteneces
al cruce de caminos de estas temporadas.
Porque hay mujeres como tú
que permiten que existan los poemas,
hay mujeres como yo
que bendicen la tarde y se dejan hundir
en tu ternura de animal estacionario.
UNA TARDE EN EL 61C
Arces
Sicomoros
Gingkos
Los árboles dejan caer sus estrellas
El bus es un pedazo de ámbar
flotando sobre el gris primigenio de octubre
En este puesto anidan
rezagos de bestias triásicas
Una maría mulata
Un loro
Un caporo
Ruborizada por la calefacción
me sorprende lo poco que he cambiado
mi nostalgia tiene la estructura ósea
del patio de mi abuela
UN GEMIDO PARA HALLAR LA LUZ
La extranjería es una travesía en el estómago del silencio
el grito de una moneda de 25 centavos
el miedo a pedir cambio a un extraño
el pudor entre un bordillo y mirar al conductor del bus
No debería avergonzarme
toda lengua es un gemido para hallar la luz
TOMA LA PÁGINA
Toma la página y anota:
hay vacío entre la multitud y todos hablan.
Es mejor con la sed del silencio observar
cómo las viandas del carnaval
babean hasta pudrirse.
Ellas como la temeridad
están siempre hechas de palabras.
Toma la página y anota:
el olor de fósforos húmedos es insufrible,
alguien prenderá la vela
y aspirará bocanadas de un cigarrillo
mustio y apagado,
no habrá incendios,
las marcas del terciopelo mullido no lo permitirán.
En un espacio tan familiar siempre hará frío.
Temo petrificarme.
Toma la página y anota:
la orfandad es mayor
donde la madre imaginaria
deja su rastro y nunca está;
las sillas pesan más que las carnes
que toman las copas
y no dejan huellas en el aire.
La memoria está siempre compuesta de aire,
la carne es la señal del inicio de los dominios del olvido.
La palabra está en los límites de la suspensión…
Toma la página y anota:
detrás de la puerta de la sala
está la noche
con sus corpúsculos de viento
y los parques aún llenos
por las huellas de los paseantes del día.
…Toma la página y finalmente anota:
todo, lejos de su certeza
existe después de la duda.