La literatura no salva a nadie
Asunto: colaboración para su importante revista cultural
Me piden que envíe una selección de poemas que me represente
una semblanza y una fotografía de frente, en blanco y negro
siento decirle, apreciado pero no por eso ingenuo,
gestor de la poesía y de la mentira
que nada de lo que he escrito me representa
que mi semblanza es más falsa que los poemas que anexo
que nada de lo que presumo me lo gané yo mismo
soy un plagiario o lo que es lo mismo: literato
en la foto sólo puede verse a un imbécil
que, como cualquiera, quiere aparentar cierto interés por el mundo
pero por dentro se está cagando sobre Dios
y sobre todos sus buenos hijos.
porque hay un poeta tendido en la vía
y hay que esperar por el inspector para que determine
si la culpa es del maquinista distraído o de Atila Jozef
Si el tren pasó sobre el poeta
o fue el poeta quien pasó bajo el tren
L.R. Nogueras.
Hagan todos los cálculos posibles
acérquense al límite de la verdad
tóquenla si pueden
el mundo, desgraciados, soportará sus mediciones
podrán hacer puentes, trenes, balas
pero nadie conocerá jamás
la arquitectura del Universo
podrán encontrar el área del círculo
recitar en algún ridículo encuentro de poesía
los primeros mil decimales del número
intenten cuanto quieran
acercarse a la belleza
inventen un nuevo verso
escriban la nueva épica
rehagan el álgebra
pasen de análogos a digitales
cuantas veces quieran
sean continuos o discretos
hijos de perra o perros sin madre
sobre el tren o bajo el tren
la luz esa bestia sin amaestrar
que a veces es onda y otras partícula
que a veces tiene cola y otras un par de cuernos
ese tierno animalito que nos muestra el mundo
la luz
nada tiene de humana
no es el tren el que atraviesa el puente
ni el puente el que cruza el tren
es el poeta
cruzado de brazos
el que mira la luz sobre los rieles
mientras el tren manso lo atraviesa
aprende algo Einstein.
La literatura no salva a nadie
cuando perdí mi empleo la literatura no me salvó
nada pude pagar nunca con literatura
ni la renta ni la despensa
ni uno sola de las hojas que he leído
pudo salvar a mi padre de la enfermedad o la vejez
ningún poema ni ningún verso
le devolverá el ritmo al corazón analfabeta de mi padre
ni el consuelo de la biblia ni el nihilismo de Arthur
me libraron de la hipoteca y la bancarrota
no me dieron más casa los libros que estas calles
silenciosas y fétidas
pero más luminosas que un volumen de Verlaine
no soy si no un culto vagabundo
un hombre que carga además de culpas
kilos de palabras sobre su espalda
odio la literatura porque todavía ahora
desnudo y apretando puñados de tierra entre mis dedos
escribo estos versos
y lo único seguro frente a mí es una biblioteca de silencio
la literatura no me salvó
como no salvó a Melville de morir en el fracaso
o a Ahab de la ballena blanca
como no libró a Job del sufrimiento
nada, salvo la literatura
pudo evitar el suicidio de Pavese y no lo hizo
porque sin su muerte Cesare sería solo un poeta más
sin las pelotas para meterse un tiro
la literatura no salva a nadie de nada
es hacha sobre el suelo helado
un huracán luego de la tormenta
el semen del cadáver en el cementerio
el oscuro secreto de la luz
nadie va a salvarme de las palabras
porque quien podría salvarme de la poesía
me dio este cuerpo
y le prendió fuego antes de abandonarlo
hoy yo intento a apagar el incendio
con papeles que parecen decirme algo
y lo que dicen es:
Si aprendes a arder aprende a apagarte
y si te apagas ya aprenderás de nuevo a arder
la poesía no salva a nadie de nada
odio la poesía
porque odio a los poetas
y yo soy uno de ellos
el mejor de todos
el más odiado de todos
el insalvable
quien mira al tiempo colarse por los huesos
las cuentas por pagar
la factura de la luz eléctrica
el riñón agonizante de su padre
la demencia senil de su madre
el cáncer que, de espaldas, recorre el calendario
quien bebe una cerveza y toma un libro
sólo para lanzarlo contra el muro de su biblioteca
sin resultados
sin rasguños
porque las palabras
a pesar de lo que dicen los imbéciles de buena cuna
no duelen tanto como los golpes
y si te duelen es que no te han golpeado lo suficientemente fuerte
somos un cuerpo
al igual que los libros
ardemos
y fin del tema
no vine aquí a discutir sino a prenderme fuego.
Libro de Job (fragmentos)
vau
si mi cuerpo es el templo de tu nombre
por qué maldices mis huesos y tendones
si mi cuerpo es el palacio de tu aliento
por qué soplas inclemente contra mi barca
si mi cuerpo es el castillo de tu orgullo
por qué te avergüenzas de mis carnes miserables
dime hijo de la Nada
por quien todo fue hecho
si mi cuerpo es el tuyo a imagen y semejanza
por qué te empeñas en cubrirlo de podredumbre
habla hijo del Silencio
entra al templo que soy y escúchate
inclínate ante ti y respóndeme
el eco del dolor rasguña mis paredes
dime padre de la primera luz
¿y si yo tomara tu mano para asesinarme
me la darías?
respóndeme eyaculador de la primera sangre
¿me darás la llave para abrir la puerta de tu madre?
por qué no dejar a la Nada vivir entre nosotros
si el Silencio está tan solo y tú hijo de su cópula
sólo sabes hacer muñecos de barro
para alimentar a los gusanos
dime hijo mío
¿ahora que soy Nada podrías venir
y acomodarme el Silencio sobre los labios?
zayin
(apología de Leviatán)
ser como la bestia que en su inmensidad
ignora de dónde viene su apetito pero lo sacia
alimentarse como la bestia inmisericorde
que abre las fauces al hambre todos los días
ser esa colosal bestia de terrible odio
poner el pan del odio a la mesa cada mañana
y acostarse sobre la almohada del odio
como sobre un cardumen de sombras
probar con lengua de bestia todas las aguas
y escupir un mar salado y negro por la boca
porque el amor no es un animal de buen tamaño
apenas un cordero para ofrecer en holocausto
pero el odio es una ballena inconmensurable
un manjar que a todos terminará saciando