Los niños no saben lo que pasa
en la casa de los muertos
LOS NIÑOS NO SABEN LO QUE PASA
EN LA CASA DE LOS MUERTOS
Ahora que las ventanas se empañan
y es difícil ver el rostro de la luna,
ahora que tan rápido aumenta
el peso en las camas
sumando más y más cobijas,
es bueno recordar, para distraer al hambre,
que los niños no saben
lo que pasa en la casa de los muertos.
Los niños no saben
lo que pasa en la casa de los muertos.
Solo ven bajar a su madre de la azotea
con la ropa que ha doblado la tarde,
que ha doblado prolijamente
el viento de la tarde.
Y a su padre, guardando en la cocina
con entusiasmo, todo lo que le han dado
por ser un hombre bueno.
Los niños no saben
lo que pasa en la casa de los muertos.
Por qué al vecino
le cambiaron la pierna
por otra de madera.
Por qué los bromistas del barrio
dejaron sin neumáticos
al auto de Federico.
Los niños no saben
lo que pasa en la casa de los muertos.
Ahora que las tentaciones
están a la orden de la piel.
Ahora que la sabiduría
duerme en hermosos relicarios.
Ahora que el sentido común
perdió totalmente el sentido.
En la casa de los muertos
el paisaje es lunar
y los adultos andan despacio
con velas en las manos.
Sobre el corazón de la noche
rumia una pena honda
que no llega a tocar las cobijas.
En la casa de los muertos
los niños no saben lo que pasa.
ALGUNOS DATOS SOBRE LA ETERNIDAD
Ahora que el relámpago
cruza el cielo
y lleva en la frente
un estandarte,
hago un alto, un silencio,
por todos los que hoy
nos dejaron.
Los relámpagos no conversan
con el cielo. No tienen trato angelado.
Les tiembla la voz, y el cuerpo
se estira hasta volverse un sollozo,
en medio de la oscuridad.
Siempre anuncian despedidas.
DIME, MADRE, CON QUÉ SOÑABAS
CUANDO TODAVÍA NO TENÍAS UNA FAMILIA
¿Dime, madre, con qué soñabas
cuando los cielos de verano
danzaban en tu pecho?
¿Dime dónde tengo que buscar?
Porque no son suficientes
las fotos de las cajas.
Quiero el aire, el sonido,
saber cómo se movían tus manos,
subiendo a tu cabello negro
de las mujeres del Sur.
¿Dónde tengo que buscar?
Los sueños no responden
y tú ahora estás muy lejos.
¿Dime, madre, dónde busco?
¿En qué collar del cielo te escondes?
¿En qué racimo celeste te has dormido?
Porque desde aquí abajo
todas las estrellas
son iguales.
EL MOVIMIENTO DEL TRUENO Y DE LA LLUVIA
LLENAN LA ATMÓSFERA
Dando un salto, el relámpago
subió a las ancas del trueno
y cabalgaron juntos
a lo largo y ancho del cielo.
¡Esto no se había visto nunca! dijo
el aire de tormenta.
Y la tierra, que los había visto
recorrer el mundo desde el comienzo,
afirmó temblando: “¡y todavía no hemos
visto nada!”
-¿Cómo puedes saberlo?- dijo el viento.
Está escrito en los párpados
de la lluvia,
en la frente del relámpago,
en los poderosos muslos
del trueno,
a lo largo y ancho del cielo.
¡Todo cambió!
TODAS LAS COSAS ALCANZAN
EL ESTADO NATURAL DE LA CONCIENCIA
Un rayo de sol dormido
sobre la hoja de un álamo
es más poderoso
que un ejército de 100 mil hombres.
Mi mano derecha, detenida ahora,
sostiene un viejo lápiz, pronto
para finalizar este poema.
Es verdad: un rayo de luz
es más poderoso
que un ejército de 100 mil hombres.