Jaime Jaramillo Escobar. Afrenta de la muerte

 

Presentamos un texto clave del renombrado poeta colombiano.

 

 

 

 

Jaime Jaramillo Escobar

 

 

AFRENTA DE LA MUERTE

 

La Muerte, acompañada de sus seis hijos…
Evangelio de Bartolomé. (Recensión copta)

 

He aquí que de repente aparece la Muerte acompañada de sus seis hijos,

de los cuales tres son varones y tres son hembras.

Yo la miro fijamente y la escupo a la cara,

y ella me lanza una palabrota por debajo de su manto raído.

 

–Mala Muerte, mala Muerte:

si yo te preñé seis veces

te puedo preñar las siete.

 

Cuando yo estaba enfermo vino el Gran Visir a mi alcoba con sus seis amantes,

de los cuales tres son varones y tres son hembras,

y abriendo la puerta a las tres de la madrugada,

los arrojó desnudos sobre el tapiz, a los pies de mi cama,

y cohabitó con ellos al borde de mi fiebre.

Después yo tuve que ponerme a pelear con la Muerte, hasta que se estuviera callada.

 

–Mala Muerte, mala Muerte:

si te preño siete veces,

puedo preñarte las nueve.

 

El día que llegué al puerto para tomar posesión del barco en que habría de dar la

vuelta al mundo,

la Muerte, con su pañuelo rojo atado al brazo, quiso echarme al mar por la pasarela,

y tuve que darle una patada en la boca.

Pero ella me esperaba siempre en los cuatro puntos cardinales

acompañada de sus seis hijos, de los cuales tres son débiles y tres son gigantes.

 

–Mala Muerte, mala Muerte:

si te preñé en Nueva York

te preño en Alejandría.

 

La Muerte me perseguía por toda la cordillera de los Andes con su maletín negro

en la mano.

La muerte andaba detrás de mí por los pasillos del Banco de Londres & Montreal Ltda.

La Muerte me acechaba en las avenidas de Río de Janeiro disfrazada como un vendedor

de esencias.

La Muerte, llena de impaciencia, mordía uno a uno los ciento veinte dedos de sus seis hijos,

de los cuales tres son bizcos y tres tienen el labio partido.

 

–Mala Muerte, mala amiga:

si yo te preñé de noche,

puedo preñarte de día.

 

La Muerte me manda paquetes postales ahumados al apartado de correos 5094,

la Muerte introduce amenazas anónimas por debajo de la puerta de mi casa, en el número 4

de la calle 14,

la Muerte me espera en las escaleras, en las bocacalles, en los grandes almacenes de especias,

la Muerte me manda razones con el juez, me escribe insultos con carbón en las paredes.

 

–Mala Muerte, mala esposa:

vivo o muerto da lo mismo,

te empreño de todos modos.

 

La Muerte les habla mal de mí a los vecinos, me empuja en el metro, me espera a la salida

de los cines,

la Muerte me oculta las recetas del médico, me derrama la leche, me esconde las medias,

la Muerte manda sus hijos a que me tiren piedra, que se burlen de mí, que me muestren

la lengua,

la Muerte obstruye las cañerías de mi casa, se orina en el zaguán, abre goteras en el techo.

Es evidente que la Muerte me persigue. ¿No les parece a ustedes?