El libro de auroras
III
Miras las cosas
posando ángeles
y no miras.
Pero tu lengua
extraña y dulce
me pronuncia por azar
—sombra de tu sombra.
Y soy yo
habitada de estrellas
en el día prístino
del mundo.
XVIII
Fue así la noche en mi boca
honda de mariposas.
Encendí un ángel
y su lengua me cruzó
de centellas.
XIX
Escribo en la ceniza
todos los fuegos.
Pietra serena
Dices que no somos
de ningún lado
que en mí has presentido
el pilar imposible
la ternura.
Me tocas
y descubrimos el abismo.
La noche sobre la piel:
esperas escuchar las campanas
que anuncien la salvación
y la ruina.
Pietra Forte
Se erige ante mí
como tótem para el augurio
y el sacrificio.
Se resiste a los días
a mi rostro.
He soñado que mi voz lo quiebra
en lo profundo.
Me he consagrado plena
a su figura.
Ni siquiera vuelve los ojos.
Y aún sobre esta piedra
he levantado mi reino.
Jaula
Distraída
iba rozando el perfil
de tu acento.
Tú te abrías en mis ojos
para que la noche no llegara.
Cuántas veces vi el mundo
nacer de tu lengua.
Yo soy el animal encerrado:
tu voz de polvo
no recuerda mi nombre.
Fuga
Has conjurado un sueño
contra mí.
Me hablas de la sed,
de aves que se despojan del alba.
Yo me repliego al instinto.
Punto de fuga:
en tu espalda trazo
mi derrota.
Serenata invernal
Hemos perdido el día.
Ahora solo nos reviste el sueño
de la savia ritual
de la tierra quebrantada de prímulas.
Entonces los mirlos vuelven
a beber sus aguas solares.
Nuestra voz se ha acoplado
a un silencio sideral:
Sirio astilla la noche
amenazando primavera.
Disociación
Hablabas de la tierra yerma
de una boca rasgada
las hojas no dejaban de caer
borraban la calle por donde
tal vez había pasado
un hombre verdadero.
Quise imaginarlo:
era octubre
y ante mí florecía
un campo de amapolas.
Afterparty
Rage, rage against the dying of the light.
Dylan Thomas
a carcajadas
se habían marchado
dejando los paraguas
y las horas en suspenso
a pesar del diluvio
con el cuerpo zurcido de adioses
comenzamos a nombrar lo invisible
relatábamos el mundo
la luz se hacía en nuestros ojos
a fuerza de mirar
la noche