Isabel Teresa García

El libro de auroras

 

 

 

 

 

III

 

Miras las cosas

posando ángeles

y no miras.

 

Pero tu lengua

extraña y dulce

me pronuncia por azar

—sombra de tu sombra.

 

Y soy yo

habitada de estrellas

en el día prístino

del mundo.

 

 

 

XVIII

 

Fue así la noche en mi boca

honda de mariposas.

 

Encendí un ángel

y su lengua me cruzó

de centellas.

 

 

 

XIX

 

Escribo en la ceniza

todos los fuegos.

 

 

 

Pietra serena

 

Dices que no somos

de ningún lado

que en mí has presentido

el pilar imposible

 

la ternura.

 

Me tocas

y descubrimos el abismo.

 

La noche sobre la piel:

 

esperas escuchar las campanas

que anuncien la salvación

y la ruina.

 

 

 

Pietra Forte

 

Se erige ante mí

como tótem para el augurio

y el sacrificio.

 

Se resiste a los días

a mi rostro.

 

He soñado que mi voz lo quiebra

en lo profundo.

 

Me he consagrado plena

a su figura.

 

Ni siquiera vuelve los ojos.

 

Y aún sobre esta piedra

he levantado mi reino.

 

 

 

Jaula

 

Distraída

iba rozando el perfil

de tu acento.

 

Tú te abrías en mis ojos

para que la noche no llegara.

 

Cuántas veces vi el mundo

nacer de tu lengua.

 

Yo soy el animal encerrado:

 

tu voz de polvo

no recuerda mi nombre.

 

 

 

Fuga

 

Has conjurado un sueño

contra mí.

 

Me hablas de la sed,

de aves que se despojan del alba.

 

Yo me repliego al instinto.

 

Punto de fuga:

 

en tu espalda trazo

mi derrota.

 

 

 

Serenata invernal

 

Hemos perdido el día.

 

Ahora solo nos reviste el sueño

de la savia ritual

de la tierra quebrantada de prímulas.

 

Entonces los mirlos vuelven

a beber sus aguas solares.

 

Nuestra voz se ha acoplado

a un silencio sideral:

 

Sirio astilla la noche

amenazando primavera.

 

 

 

Disociación

 

Hablabas de la tierra yerma

de una boca rasgada

 

las hojas no dejaban de caer

borraban la calle por donde

tal vez había pasado

 

un hombre verdadero.

 

Quise imaginarlo:

 

era octubre

y ante mí florecía

un campo de amapolas.

 

 

 

Afterparty

 

Rage, rage against the dying of the light.
Dylan Thomas

 

a carcajadas

se habían marchado

dejando los paraguas

y las horas en suspenso

 

a pesar del diluvio

 

con el cuerpo zurcido de adioses

comenzamos a nombrar lo invisible

 

relatábamos el mundo

 

la luz se hacía en nuestros ojos

a fuerza de mirar

la noche

 

Isabel Teresa García (Caracas, Venezuela, 1985). Vive cerca de Berna, Suiza. Estudió Filología Italiana e Inglesa en la Universidad Central de Venezuela. Es di ... LEER MÁS DEL AUTOR