La dentadura y el amor
ME IDENTIFICO
Soy Hugo Mayo, un poeta distinto
Soy a mi manera
–Como temo intoxicaros, olvidad que soy poeta
Les permito llamarme como quieran–
Al mundo llegué, según mis padres, el día domingo,
Cuando apenas el alba se pintaba
Noviembre 24 señalaba el calendario
Mi cuna: un fondeadero; Manta
Manta entonces era pequeña y paupérrima
Hoy, puerto con rompeolas, ciudad que maravilla,
Aunque le pese a cualquier otro puerto
Mi rebeldía, como mi mar, la doy en tumbos
Poseo la reciedumbre del algarrobero
Mis primigenios: un bosque y un océano
Así, la engendración de savias y aguasal,
a no dudarlo, he sido, soy y sigo siendo
Un día, resuelto, «le torcí el cuello
al cisne de engañoso plumaje» que cantaba
Los patocuervos no me perdonaron
Buscaron en bandada atacarme en mi reducto,
pero los desplumé; y, apenas si pudieron
No contentos me llamaron el verdugo del verso
Sin embargo, sigo siendo Hugo Mayo,
un poeta distinto. Soy a mi manera
«El primer hombre de nuestra más alta poesía»,
dictamen de un Aedo
Aún más, vadeando lo imposible, publiqué
«Motocicleta», revista que proclamó la revuelta
Si miento, acaso, en varias Antologías
Estoy de cuerpo entero.
LA TOS DEL CERDO
Hasta me voy de filo cuando muerdo
la tentación del carretero
de fumar la distancia en un cigarro
Pero desarmándome en medio de la calle
estoy de estos engaños
Recordé lo del tango
“A mí me toca emprender la retirada”
Sin embargo de atrás una noticia traigo
La tos del cerdo ha sido siempre
un caso clínico polémico.
A NADIE LE INTERESA
La soledad en que habito
es igual a un corazón cazado a tiros,
después de una tormenta
Si nada de esto importa,
siempre en las noches río,
como la muerte,
frente a un zaguán cerrado
Puede dejarme un precipicio,
el sitio que se esconde
Para evitarlo,
pongo mi sombra en ángulo
Pero, a nadie le interesa
si me tropiezo con la vida
la víspera de un viaje.
DESIREE LUBOWSKA
Molinete hidráulico.
Naufragio en la visión irresistible.
Curva sobre el horizonte.
Espiral enigmática
que descontorsiona la penumbra
en hélices pluricolores…
Célula de la locura cuerda
Logaritmo embrujado
en un espasmo oceánico.
La Danza encontró sus péndulos
en tus senos vibracionistas…
Todo el pentagrama
se multiplica con tus dorsos caderales.
El declive de tus ojos
pluraliza la invitación a tu órbita
de desnudeces voltaicas.
Amalgama
con el vacío.
Pleamar
rebosada por el maremoto de los ritmos.
Ebullición
en el panorama de la musicografía.
Unica clave
en el noviformo sensualismo astral.
Tempestad dispersa:
el imán de tus pies
varía el rumbo de los hemisferios…
SEPELIO DEL PAPAGAYO K
A José María Eguren
En la loma de los limoneros
ochenta y siete papagayos lo enterraron.
Yo también.
Por caminos torcidos de maizales secos,
con inquietadores asobios lejanos.
Yo también.
Con la preñez clandestina de cabras morenas,
y el parpar de unos patos montunos.
Yo también.
En la loma de los limoneros
ochenta y siete papagayos lo lloraron.
Yo también.
Bajo una llovizna mojando, angustiada.
Oyendo chirridos de grillos salvajes.
Yo también.
Mientras dos caloyos huían, atontados;
y un rano, reviejo, miraba tristón.
Yo también.
Entre los humazos de unos pajonales
y el mugido fúnebre de un buey.
Yo también.
Desde la loma de los limoneros
ochenta y siete papagayos regresaron.
Yo también.
Con el vientecillo que esconde la siembra.
Por entre senderos que abrió el leñador.
Yo también.
Trayendo el silencio del asno paciente.
Brindando hospedaje a un hondo pesar.
Yo también.
Con espinaduras de los cardoncillos.
Un guabo tendido en la sombra negra.
Yo también.
A la loma de los limoneros
ochenta y siete papagayos van los martes.
Yo también.
HOMENAJE A MANTA
“Manta, mi ciudad y mi cuna
¡Te saludo de pie, enardecido,
buscándote en la noche de tu origen!
Aquí tu hijo que un día se alejó,
igual a muchos, sin decirte palabra,
trayendo el corazón para estrellarlo,
y poniendo un beso de amor sobre tu suelo
¡Suelo en el que hice bailar cuando era niño,
un muñeco de felpa y un trompo de hojalata!.
“Manta, mi ciudad y mi cuna
El mágico ancladero. El puerto que embelesa.
¡Un poema engastado en el Pacífico!
Me acoge tu inmenso mar con su oleajes,
Y está golpeando duro.
Los vientos, desatados, me saludan,
grabando sinfonías en las jarcias
De tus mujeres, un dormido verdor
sobre los ojos, alegra mi llegada
La casa donde nací, la vieja casa,
me ha esperado impaciente años muchos.
Quiso el tiempo guardarla cual reliquia,
capricho que he cercado con mis lágrimas.
De mi pasado ya casi nada
A veces un recuerdo redivivo.
Mi silabario donde aprendí está enterrado
No hay cruz que lo señale
Sólo queda mi amor que es infinito, amor sin riendas,
Mayor que en su pasado.
Pero hay algo que me turba,
Que va arraigándose en mi estada
El anchuroso abrazo que viene de mis padres,
Transidos en su tumba.
Manta, mi ciudad y mi cuna
Te saludo de pie, enardecido,
Izando banderolas de alegría.
Toda mi sangre ardiente en homenaje
¡Mi explosión es un júbilo!
Si pudiera robarte,
En holocausto daría mi propia vida
Sin embargo, ¡cómo te roban mis retinas,
cuando mi inspira una puesta de sol
sobre tu océano!
LA DENTADURA Y EL AMOR
Las cosas son así, hay que aceptarlas
aunque pesquemos sin quererlo
un pequeño resfriado
Que un diálogo de besos
podría cambiar la dentadura
frente al amor que arde
Sanseacabó es cierto
si alguien presta pronto la suya
Los odontólogos van a cerrar
sus clínicas ante este anuncio
“Se alquilan dentaduras de asnos”