Héctor Viel Temperley

Larga esquina de verano

 

 

 

 

 

Larga esquina de verano

¿Soy ese tripulante con corona de espinas que no ve
a sus alas afuera del buque, que no ve a Tu Rostro
en el afiche pegado al casco y desgarrado por el
viento y que no sabe todavía que Tu Rostro es más
que todo el mar cuando lanza sus dados contra un
negro espigón de cocinas de hierro que espera a
algunos hombres en un sol donde nieva? (1985)

 

 

 

Tu Rostro

Tu Rostro como sangre muy oscura en un plato de
tropa, entre cocinas frías y bajo un sol de nieve;
Tu Rostro como una conversación entre colmenas con
vértigo en la llanura del verano; Tu Rostro como
sombra verde y negra con balidos muy cerca de mi
aliento y mi revólver; Tu Rostro como sombra verde
y negra que desciende al galope, cada tarde, desde
una pampa a dos mil metros sobre el nivel del mar;
Tu Rostro como arroyos de violetas cayendo
lentamente desde gallos de riña; Tu Rostro como
arroyos de violetas que empapan de vitrales a un
hospital sobre un barranco. (1985)

 

 

 

Tu Cuerpo y Tu Padre

Tu Cuerpo como un barranco, y el amor de Tu Padre
como duras mazorcas de tristeza en Tus axilas casi
desgarradas. (1985)

 

 

 

Tengo la cabeza vendada (texto profético lejano)

Mi cabeza para nacer cruza el fuego del mundo pero
con una serpentina de agua helada en la memoria. Y
le pido socorro. (1978)

 

 

 

Tengo la cabeza vendada

Mariposa de Dios, pubis de María: Atraviesa la
sangre de mi frente hasta besarme el Rostro en
Jesucristo (1982).

 

 

 

Tengo la cabeza vendada (textos proféticos)

Mi cuerpo-con aves como bisturíes en la
frente-entra en mi alma. (1984)

El sol, en mi cabeza, como toda la sangre de Cristo
sobre una pared de anestesia total. (1984)

Santa Reina de los misterios del rosario del hacha
y de las brazadas lejos del espigón: Ruega por mí
que estoy en una zona donde nunca había anclado con
maniobras de Cristo mi cabeza. (1985)

Señor: Desde este instante mi cabeza quiere ser,
por los siglos de los siglos, la herida de Tu Mano
bendiciéndome en fuego. (1984)

El sol como la blanca velocidad de Dios en mi
cabeza, que la aspira y desgarra hacia la nuca.
(1984)

 

 

 

Tengo la cabeza vendada (texto del hombre en la
playa)

El sol entra con mi alma en mi cabeza (o mi
cuerpo-con la Resurrección-entra en mi alma).
(1984)

 

 

 

Tengo la cabeza vendada (texto del hombre en la
playa)

Por culpa del viento de fuego que penetra en su
herida, en este instante, Tu Mano traza un ancla y
no una cruz en mi cabeza.

Quiero beber hacia mi nuca, eternamente, los dos
brazos del ancla del temblor de Tu Carne y de la
prisa de los Cielos. (1984)

 

 

 

Tengo la cabeza vendada (texto del hombre en la
playa)

Allá atrás, en mi nuca, vi al blanquísimo desierto
de esta vida de mi vida; vi a mi eternidad, que
debo atravesar desde los ojos del Señor hasta los
ojos del Señor. (1984)

 

 

 

Me han sacado del mundo

Soy el lugar donde el Señor tiende la Luz que El
es.

 

 

 

Me han sacado del mundo

Me cubre una armadura de mariposas y estoy en la
camisa de mariposas que es el Señor-adentro, en mí.

El Reino de los Cielos me rodea. El Reino de los
Cielos es el Cuerpo de Cristo-y cada mediodía toco
a Cristo.

Cristo es Cristo madre, y en Él viene mi madre a
visitarme.

 

 

 

Me han sacado del mundo

“Mujer que embaracé”, “Pabellón Rosetto”, “Larga
esquina de verano”: Vuelve el placer de las
palabras a mi carne en las copas de unos eucaliptus
(o en los altos de “B.”, desde los cuales una vez
-sólo una vez- vi a una playa del cielo recostada en
la costa).

 

 

 

-De Hospital Británico, 1986.

Héctor Viel Temperley (Argentina, 1933 – 1987). Autor considerado de culto para las nuevas generaciones de poetas latinoamericanos. Entre sus libros figuran: LEER MÁS DEL AUTOR