Linaje y otros textos
I
[NOMBRE]
Llamadme con los nombres del miedo y la venganza,
con las letras que truecan
la dicha en muerte.
Llamadme.
Agotad mi nombre en la voz
del temeroso,
aquel que en el azoro del pavor
repite tres sílabas, ocho letras
y en la circular cúspide de la “o”
alcanza un nombre ya de nadie.
Pues nadie se compara,
de nadie la voz que me nombra,
ninguno ha de atreverse.
Pues todos ya conocen
la furia en Napoleón.
II
[LINAJE]
Carezco de un dios padre
y de una madre compasiva.
Los restos de los padres de mis
padres y sus ancestros
yacen bajo la violenta tierra
de mi nacimiento.
No cargo con un escudo de armas.
A mi nombre puerta alguna ha de abrirse.
Mi suerte
pertenecía a los campos de Córcega,
al amor de una campesina
y al pastoreo de cabras.
Pero ha de haber errado algún oráculo,
algo debió cambiar
para que me encontrara otro camino.
Y mi sangre
– la que nada vale y corre por corrientes venas –
será real;
incluso la derramaré para probarlo.
III
[PATRIA]
Soy habitante del lugar ajeno,
mi lengua madre es la del intruso.
Nacido en una isla que pertenece al mar,
soy el hijo de un cualquiera
y de una patria sin alabanzas.
Pero hoy avezo tierra firme
y al desembarcar, cada paso,
cada momento allende los quince años con que cargo,
se ha de forjar un imperio en mi camino.
Marquen este día;
a partir de hoy soy mi patria,
el extranjero será el mundo.
IV
[SUEÑO]
¿Quién podría imaginar
que un mero joven de provincia
podría acaso haber soñado
alguna tarde en las rocas de las
playas de Córcega
con una inmensa revolución
que cambiaría al mundo
e incluso
que podría cambiarlo a él?
Y hoy,
¿quién osaría recordarle
que el vivir un sueño tan caro
se paga con la vida?
«Une tête sans mémoire est une place sans garnison.»
Napoleón
VI
[JOSEFINA]
No sabría exactamente
el preciso momento
o el instante
en que detuviste el giro natural
y calló la música
y el mundo nos abandonó
y el tiempo llegó a importarnos
lo que el tiempo importa a las rocas.
No sé cuándo
pero sé que fue veloz
como un fuego avanzando en mi noche.
Y fue preciso y eterno
como un rayo en la memoria.
(Del libro Bonapartes, 2012)