Entrada a la ciudad
Palabras de este mundo
Nueva poesía argentina
Selección y edición: Marisa Martínez Pérsico
Coelum o de la segunda cita con la Verdad
1.
Así como los asteroides, balas cósmicas, rompieron el cielo de Copérnico, atravesando las esferas de vidrio, toda vida se cumple al tocar y ser tocada por su límite.
A nuestras verdades, balas diminutas, nadie las detiene. No harían mella en nuestro cuerpo si no fueran tantas: un protón se llama Dolor; otro, Fracaso. Por sus agujeros nuestra substancia se vierte.
Oh Raimundo que dijiste: …el cielo, con su armonía o melodía, causa las vocales y consonantes en el sonido, y causa que el afato trasmude en voz lo que se concibe en la mente…
Dame el cielo de tu Verdad. Déjame verla.
Muéstrame cómo intentaste salvarte de ella.
¿De qué otra forma podríamos conocernos?
Cada letra, un hueco en la hoja, uno pequeño. Porque ardemos por debajo y demasiada luz nos lastima.
2.
Soñé que la Verdad era una.
La veía aproximarse desde un horizonte de imágenes mudas.
Tenía la forma de una mujer que encendía y apagaba su lámpara, lo que significa que encendía y apagaba su alma.
Crecía su alma en mi cuerpo encendiéndolo y apagándolo; ascendía su letra en la mía. Ah, y pensar que esto siempre les ocurría a los otros.
Íbamos desgrabándonos hacia el último punto, el más liviano; el del cruce.
3.
Fuimos tan pequeños que arriba y abajo no se distinguían.
Fuimos tan pequeños que, después, cada uno se borró en su cielo de media Verdad, tan lejos de la Gratia, como balas diminutas, dispuestos a atravesar otros corazones de vidrio.
(Madre e hija)
–¿Qué es la Verdad?
–Una muñeca de trapo.
–¿La que está en el rincón?
–Una arrojada hace muchísimo tiempo.
–¿La que está rota?
–Una enterrada para siempre, intacta, unida a la tierra de abajo.
–¿Está escondida?
–Su tamaño crece hasta que pisas sobre ella.
–¿Y qué es lo que dice?
–Escucha y oirás.
(Padre e hija)
–Padre, ¿es la mentira una venda?
–No, la mentira es un cuchillo.
–¿Es la mentira un abrazo de odio?
–No si el odio es una venda.
–¿Es la mentira un abrazo de amor?
–Sólo si el amor es un cuchillo.
–¿Es la mentira un dedo que señala?
–Si señala hay un cuchillo.
–¿La mentira mata?
–Mira este pan.
–¿La mentira divide?
–La mentira multiplica.
–¿La mentira rompe?
–La mentira abre.
–¿Es un dedo que señala el cielo?
–También se reza con un cuchillo.
–¿Un cuchillo para escarbar la tierra?
–Para encontrar una muñeca rota.
–¿Rota por otro cuchillo?
–Para que cada pedazo sea un cuchillo.
Entrada a la ciudad
Yo, Beatriz*, soy quien te hace caminar;
vengo del sitio al que volver deseo
Dante Alighieri, La Divina Comedia
Estoy creando la imagen de Teresa. Está enferma.
Pienso: he dado vida. Pero ella dice que está muerta.
Estoy creando la imagen de Teresa. Hago que se mueva poco a poco.
Pienso: debo ayudarla. Pero ella dice: no se puede sanar a una sombra.
Estoy creando la imagen de Teresa. Comienza a moverse y yo con ella.
(Ella ha puesto su cara contra mi cuerpo: en el cuarto frente a la vibrante autopista he sentido el tiempo temblar contra el vidrio he sentido a sus constructores he sentido la velocidad del amor, y lo que una vez declaré mío contemplé cómo crecía en la triple flecha del tiempo cómo se marchitaba golpe tras golpe hasta desaparecer. Toda una noche a través de los años ella y yo en lo que éramos y en lo que seríamos huella tras huella soñamos nuestro tango que tiembla.
Flor pesada este mundo flor vibrante en un cuarto ajeno el florero que cae y la luna que sube sobre los vidrios para iluminar lo que nunca estuvo ahí.
Brillaba tanto que ambos nos apartamos para contemplarlo).
(*Toda imagen puede transmutar: Beatriz o Virgilio cuando el cielo se da vuelta).
Algunas palabras de este mundo
Quiere esta antología, junto con difundir las voces de treinta poetas argentinos nacidos entre 1970 y principios del siglo XXI, ser, con su eco preliminar de Árbol de Diana (1962), un homenaje a Alejandra, de cuya muerte se cumple medio siglo.
Celebrar, desde el guiño de su título, esos pequeños artefactos poéticos perfectos, esas piezas muchas veces brevísimas que dan cuenta de una subjetividad quebrada, de una orfandad metafísica, con unas dislocaciones pronominales que potencian el característico tono de tipo liminar pizarnikeano, siempre al borde, en el umbral o límite entre posibilidad e imposibilidad del decir. Poesía que es desamparo y morada. Claridad y oscuridad a la vez.
Las páginas que siguen son un intento de visibilizar y divulgar un repertorio de voces que se inscriben en distintas tradiciones líricas nacionales: hay derivas de la poesía conversacional, propuestas en clave realista, programas de carácter hermético, de indagación ontológica o continuadores de la tradición de la ruptura, estéticas herederas del neobarroco/neobarroso y de la poesía experimental, del riesgo, que se institucionalizaron en países como Argentina o México, especialmente durante la década del ’90. Poemas en prosa y otros que buscan el diálogo intergenérico o transmedial (lírica, narrativa, teatro). Poemas que no exceden una página (¿una pantalla?) y poemas largos memorables.
Esta muestra responde, además, a una vocación federal y extraterritorial. Incluye autores que nacieron y viven en distintas provincias argentinas –desde Salta hasta Tierra del Fuego– y otros radicados en el extranjero (Holanda, Francia, España), que encarnan una argentinidad poética ‘extraterritorial’ (George Steiner), ‘glocal’ (Vicente Luis Mora) y ‘posnacional’ (Bernat Castany).
Marisa Martínez Pérsico
Roma, octubre de 2021