Claudia Magliano

Res

 

 

El aljibe escupe el agua esa que hemos de beber dijiste
no otra de río o estanque porque la noche trae muertos a la superficie
y en la mañana parece que
ya no quedara nada sin embargo
hay restos de piernas y brazos flotando allá más lejos cerca del molino
y  no los vemos
la vida comienza justo en la puerta de tu casa
en el galpón donde se alinea la lana del rabo de las ovejas que cortaste a fuego
chilla y aúlla el ganado res cabeza molida a golpes o de un solo tiro
pac
seca es la muerte de los animales es seca y muda
muda muda no dicen nada los animales no cuando los matan
se dejan ser presa sabrosa ah hoy también comeremos tierna carne de oveja
y mañana la alfombra de cuero acariciará mi piel delante de la estufa
y haremos leños con el monte y haremos el milagro de la noche/ sin muertos flotando en el río porque no los vemos /la vida comienza en la puerta de tu casa comienza /sí así dulce es la tarde cayendo sobre los campos.

 

*

 

Emigrar como los insectos verdes azules que golpean el aire entre las páginas del libro/ emigrar más allá de la urdimbre del alambrado/ de la urbe del ojo calcinado de la vaca por el sol por la lluvia ácida que hiere de cerca la mirada/ ser un animal de tropilla un animal que podría ser fiera y no lo es que podría ser selva y no lo es un animal domado como un gato o un pájaro en su jaula cantando quién sabe qué lamentos/ las arañas y las moscas son más libres/ cuanto más pequeña es la forma más libertad para emigrar y si se tiene alas mejor/ el miedo es proporcional al tamaño no es posible darle un marronazo a una hormiga a una vaca sí hay más espacio para no errar el golpe.

 

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Comemos carne todo el año viernes santo cuaresma herejía/ muerte al ganado impreso con fuego/ un lote de corderos se exhibe en las vitrinas frías de los supermercados una pata de cabra/ abracadabra la muerte del ganado es mágica porque no la vemos como aquellos muertos flotando en el río no la vemos y tragamos una y otra vez tragamos ni la sangre se salva de caer en el vacío para volverse espuma roja disecada por el aire no queda ni un solo resto nada salvo el rabo de las ovejas que nadie  quiere/ hay ciertas cosas que no se comen/ agradecer al señor este alimento no el viernes santo no cuaresma herejía/ hoy morirá aquella vaca. No lo sabe.

 

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Los peones van descalzos bosta y acero en sus pies duros como madera talada/ van en cueros sus pies abriendo el camino por donde pasan las reses ordeñadas y algún que otro alacrán/ los pies de los peones están hechos de fuerza bravía son machos desde la planta al facón y sus mujeres cocinan en el fuego un poco de oveja/ son hembras como las ovejas que comerán sus machos rudos comerán y después en las casas enhiestos  harán su descendencia y serán más hembras o tal vez para que no se extinga el coraje algún macho pequeño que caminará descalzo entre los pastos bosta y acero o no.

 

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Uno que atiza el fuego preparando la pala es flaco el hombre/ es un hombre/ claro y cómo no serlo golilla sucia sobre el cuello flaco y la familia allá en la ciudad allá en la capital/ ah quién no hubiera sido rudo rural rupestre rústico quién hubiera sido señorito señor quién hubiera no yo que no tuve suerte vine a parar aquí caminante resto de gaucho lo que queda de otros tiempos antepasado soy de mí mismo/ y la pala al rojo pobre bicho cómo sufre vio cómo sufre el bicho y no dice nada.

 

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Las vacas beben del estanque el agua podrida/ verde es el agua que beben las vacas beben verde y pastan sus desperdicios/ hay que engordar a las vacas hacer que crezcan darles vida para caer con el marrón sobre sus cráneos mientras duermen los terneros/ que a la mañana nadie notará la ausencia ni los restos de cuero flotando en el estanque/ los muertos en el río no se ven/ sus brazos apenas un fragmento de nada. El sol a veces ciega.

 

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Los hombres carnean porque son rudos son machos son duros en el oficio de matar a los animales no tienen miedo los hombres los animales son sólo presa y ese es su destino matarlos y las mujeres en la cocina esperan la carne caliente húmeda de sangre que sobre los hombros traen los machos para el desayuno/ las mujeres no dicen nada como los animales mientras los matan no dicen nada/ no hay rastros de lucha en la muerte de las vacas ni de las ovejas no hay rastros de huida ese es su destino ser ganado ganancia alimento de otras bestias algo menos sublimes.

 

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La tarde en el campo es un juego de luces/ una fina lámina rojiza opaca tenue casi sepia es la tarde en el campo/ y los peones no vuelven todavía no llegan se demoran en el vino y el tabaco junto al fuego/ ah quién necesita una estufa una casa una ciudad quién Montevideo si acá el aire es otra historia la noche es otra historia/ la vida es un puñado de vacas y ovejas pastando por ahora que mañana les toca la muerte y a quién no si al fin de cuentas un bicho es un bicho nomás un poco de carne y cuero si total hay tantos y son todos iguales.

 

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En la noche el río es solo un poco de agua/ los muertos no se ven en la noche/ no/ es tan oscura en el campo la noche es un capuz negro un manto que no filtra la luz/ el fondo del aljibe el agua del aljibe en el fondo/ lejos del río somos felices/ por  la mañana no se verán los muertos sus brazos el molino triturando el aire no. La vida empieza justo en la puerta de tu casa.

Claudia Magliano (Montevideo, Uruguay, 1974). Es profesora de Literatura egresada del Instituto de Profesores Artigas (IPA). Su primer libro  Nada LEER MÁS DEL AUTOR