Viejos lugares
(Traducción al español de Luisa Chang)
Viejos lugares
la muerte siempre está en la otra orilla
vigilando el paisaje
en este momento dese la ventanilla
estoy viendo el ocaso de mi juventud
al volver a pasear por estos viejos lugares
tengo ganas de decir la verdad
y sin embargo antes de anochecer
¿qué más puedo decir?
tomar una copa de palabras
sólo hace sentirte más sediento
junto al río hago mención de la tierra
escuchando en el monte vacío
los sollozos íntimos del flautista
los ángeles recaudadores de impuestos
vuelven del revés del cuadro
desde aquellas calaveras doradas
hacen inventario hasta la caída del sol
Sin título
los filatélicos espían la vida
la alegría pasa volando
la noche cae arrogante de rodilla
recogiendo la lumbre de las generaciones
el viento cambia de dirección las aves enloquecen
cuántas manzanas sacuden la canción…
el pelo de los incansables amantes va encaneciendo
y me agacho para ver mi destino
el manantial me consuela
en estos momentos inútiles
El tema
la taza de la mañana
es amia de toda la vida
me deja saborearla amablemente
pero me niega la puerta
habrá otra forma de interpretar la vida
muchos libros aplauden
siguiendo la revolución deprimente
y enterrando los huesos del zorro
voy hacia el Este y el Oeste
evadiendo el tema
el planeador de la noche despliega
las miradas entrecruzadas del preámbulo
el paisaje sigue igual
aquellos elefantes que huyen de impuestos corren como locos
la política se hace a contracorriente
los campesinos escuchan atentos
desde las vicisitudes del tiempo
regreso a tientas a casa
alguien del piso de arriba abre la ventana
y vacía la taza del baño con agua sucia
Presentación
en la infancia cuando florecían los errores gramaticales
no hablábamos mucho
vagueábamos en la vida
mirábamos al mar detrás de la cerca
las estaciones en que navegamos
se sumergen adentro
la música completamente fría y cruel
los matrimonios que yerran constantemente
un misántropo
camina hacia cierto domicilio
se desvanece como el humo
infinitas olas de pesadumbre
apresuran a los niños a levantarse
los rayos del sol se juntan y se dispersan
no hablamos mucho
El trabajo
compitiendo con su propia sombra
el pájaro se convierte en eco
no ha sido el azar tú
eliges la profesión en la tormenta
es la palabra del barco volante
la espina
de los viejos recuerdos
la madre abre la ventana
como la heroína de los viejos libros
extendiendo el abanico plegable de otoño
bien brillante
tú el hijo ingrato
limpiando el cristal con la nube blanca
a ti mismo te limpias
Negar
el aniversario enmascarado
es una linterna
la cosecha empieza por la noche
y continúa hasta siempre
desde los ojos del muerto
cogiendo el algodón
el invierno reclama los recuerdos
hilvanando el largo viento de una década
los días se convierten en señales de ruta
el viento toca la puerta con sonido acentuado
las huertas no tienen historia
los sueños no tienen médico
huyendo del aniversario del exilio
respiro y lo niego
Viaje de invierno
hay quien mecanografía sobre la nada
demasiadas historias
son doce piedras
golpeando la esfera del reloj
son doce cisnes
que vuelan alejándose del invierno
la lengua de la noche
describe rayos de luz
la campana ciega
clama por los ausentes
entrando en la habitación
verás a aquel payaso
a la entrada del invierno
dejando atrás la llama
Sin título
Despertarse es libertad
esa contradicción entre las estrellas
la puerta está resistiendo al tiempo
la seda se lleva los gritos enrollados
soy la identidad que niegas
la lámpara apagada en el corazón
en este momento frágil
la orilla rival
el viento desdobla todas las noticias
y los recuerdos se convierten en maestros
¡oh! El vino añejo
cambia el color al expresarse
el carbón se encontrará con la inevitable linterna mineral
el fuego no puede ser testigo del fuego
El año nuevo
abrazando flores el niño se enfila hacia el año nuevo
el director que pone el tatuaje a la noche
escucha atento la pausa más corta
apresurando al león a entrar en la jaula musical
apresurando a la piedra a disfrazarse de ermitaño
las acciones se mueven en la noche paralelas
¿quién es el visitante? cuando todos los días
se salen del nido y vuelan por el camino
el libro del fracaso es rico en enseñanzas
cada instante es un atajo
por donde cruzo rumbo al Este
para regresar a casa y cerrar la puerta de la muerte
-De Paisaje sobre cero. Visor Libros.