Presentamos un texto clave del reconocido autor chileno.
Armando Uribe Arce
La faramalla y la poesía
El informe de la mesa de diálogo (también llamada la de los cadáveres)
-pues excluyó a las víctimas de torturas, alrededor de medio millón,
de prisión y campos de concentración, cientos de miles, del exilio,
un millón, ¿sólo por el error de seguir vivos?- constituye una engañifa.
Tuvo por finalidad encontrar físicamente los cuerpos desaparecidos
e identificados, para darles “cristiana sepultura”; y hasta ahora se sabe
públicamente que estos casos serían -si los datos son serios- veintinueve
asesinados. El discurso del señor Lagos, rectificando él mismo más de
algunas cifras y prescindiendo de su retórica fría, merece el mismo epíteto.
La conciencia pública ha sido trampeada de nuevo.
¿La fe pública? -Muy mal, gracias.
¡No hay nada que agradecer!
Pero se dijeron algunos epitafios.
I
[Cfr. Alte. Arancibia el 7 enero 2001.]
La poesía se mete en la boca
de los tontos, diciendo: “No tenemos
más destino”. Lo dijo el almirante
con vestidura de muerte o de loca.
Los poetas estamos en veremos
Esperando que se saque los guantes.
II
Los asesinos a la espera
de cuerpos del delito.
Ay, no tenemos más destino,
dicen, lavándose las manos
en sangre tinta negra.
Mientras los muertos retuercen sus manos.
III
Nunca se supo del destino
de los muertos botados bajo el signo
de la desolación al agua sucia
de mares, ríos, lagos, ductos
de alcantarillas inconclusas.
Manando seguirán los vestidos de luto.