Antonio Porta

El cuerpo ha dicho

 

 

(Traducción al español de Emilio Coco)

 

 

DIOS CON MINÚSCULA

Atados como nos sentimos
al motor inmóvil hace falta un salto
para decir «dios está vivo»
(dios con minúscula
es amor, no ofensa).
Atados como esclavos
habíamos dicho siempre Dios
con mayúscula, hablábamos
de nuestro señor y dueño
(a veces para insultarlo).

 

 

EL PERRO

El perro herido nada sobre el asfalto
para alcanzar la orilla-acera
tal vez se salve
todos se paran a mirar
los brincos del perro boca arriba
cuando el perro llega hasta el césped
todo el mundo lo ha olvidado ya
porque olvidar es necesario
olvidar que uno sabe nadar.

 

 

EL CUERPO HA DICHO

El cuerpo ha dicho: «Yo estoy cansado»,
el alma ha dicho: «Yo quiero
regresar a casa», y yo añado:
«Mi casa no es un agujero negro,
no es humo de una explosión, residuo
de un incendio, piedra lunar esponjosa,
mi casa está intacta, me espera
entre otras casas cercanas, entre otros humanos,
y sentirme como uno cualquiera».

 

 

SALOMÉ, LAS ÚLTIMAS PALABRAS

He aquí tus labios servidos
listos palpitantes sangrientos
servidos sobre una bandeja de plata
para besar para comer para tragar
de quién son tus labios
ahora de quién son
Juan tú no eres víctima
Juan verdugo la víctima
soy yo obligada a tragarte
obligada a creer en tu historia
¿detrás de ti el Salvador?
Tú lo has bautizado, Juan
a mí no me has bautizado
¿me has querido condenar, Juan?
Pero tengo tus labios, por fin,
toda tu boca
beso tu lengua muerta
¿por qué no me miras, Juan
por qué no ríes conmigo
mientras hacemos el amor
yo encima de ti?, Juan
mira la velocidad de la luna
mira el color rubí del vino
mira el vino transparente de sangre
tú eres de los que adoran
un Dios que no se ve
yo adoro lo visible
yo he adorado tu voz, Juan
te he hecho salir del pozo
te he resucitado de la tumba
y tú no me miras
yo quiero comer tus labios
quiero comerte los pechos, Madre
cuando me los quitaste para siempre
devuélveme la mama, Madre
aquí sobre una bandeja de plata
quiero aquí los ojos de tu marido
enterrados entre las mariposas blancas
enterrados en los cabellos de Juan
oye cómo siguen batiendo las alas inmensas
oye la danza de las alas mortales
en tu cuerpo, Madre, en tu garganta
han hecho su nido los escorpiones
mientras tu voz, Juan
era el sonido de una flauta dulce
apártate, Madre, escorpión
ahora te resbalas en la sangre
córtate las manos, Madre, aguijones
aquí hace siempre demasiado viento
aquí se tiene siempre demasiado frío
sí, hundiré mis dientes, Juan
en tus labios como si fueran frutos
quiero tragar el fruto de tu lengua
echad ya su cuerpo a los perros
a mí me bastan sus labios
quiero su lengua
¿quieres un poco de vino?
nada estaba blanco como tu cuerpo
quería tu cuerpo
pero ahora dejadlo a los perros hambrientos
de nuestro país los dioses han huido
se han refugiado en las montañas más lejanas
allí están muertos y sepultados
lo han descubierto al fin: los han llamado
los han hecho salir de las barracas, desnudados
por higiene, han dicho
los han acompañado dulcemente a la orilla
y abajo había un lago y han empezado
han disparado durante mucho tiempo y aquéllos
han caído todos en el lago de sangre
los han dejado a los peces y una hoguera
han preparado y encendido
con sus vestidos
y esta escena se ha repetido mil veces
mil y mil veces más
nada en el mundo estaba más blanco que tu cuerpo
nada más rojo que tus labios
nada más dulce que tu lengua
sólo a ti, Madre con la cola,
te parecía venenosa, envidiosa
mira la velocidad de la luna que trata
de alcanzarnos, Juan
mientras te cabalgo y te incito
aquí, moja aquí tus labios
aquí, donde he derramado mi vino
estate quieta, Madre
que te deslizas en la sangre
este hombre ha visto a Dios
al invisible Dios
y yo también quiero verlo, ahora
en nuestra sangre
al dios de la danza
al dios del viento
al dios de la montaña
donde murieron todos los dioses
donde la sangre toma forma de rosa
yo dejo de mirar en tus ojos, Madre
yo miro las cosas
yo como tus labios, Juan
yo mastico tu lengua
por fin te beso, Juan
allí donde estaba el palacio de Herodes
está ahora un lago
y tengo ganas de nadar, ahora
hace siempre demasiado frío
y gélidas están las aguas
yo no me miro, yo nado
las aguas del lago son mis aguas
ahora puedes beber de ellas, Juan
yo quiero beber de mis aguas
yo quiero nadar dentro de mí misma
yo soy líquida
líquida como tu Dios, Juan
pero el agua está cada vez más fría
el agua me aprisiona los brazos
nado como un perro, con la cabeza fuera
avanzo cada vez más lentamente
el hielo me oprime, Madre
tráeme aquí la mama sobre una bandeja
es demasiado tarde, Madre
dame un poco de vino
eres sólo un fantasma
yo soy aún un cuerpo
asediada por el hielo
cómo aprieta sus dedos invisibles
me ha asido del cuello, ahora
con sus dedos como guillotina
observa, Madre, mi degollación
ya no tengo cuerpo
tengo sólo los labios, sólo un poco
y los ojos abiertos sobre el candor del hielo
la blancura de tu cuerpo, Juan
mi cabeza se desliza
abro mi boca para ti, Juan
y ya no puedo cerrarla
mi último soplo es para ti
tierra de la desolación
que no ocurra, que no
ocurra lo que mil veces
mis ojos de hielo
han visto y no quieren
ver nunca más.

 

Antonio Porta Seudónimo de Leo Paolazzi, nació en Vicenza en 1935. Tenía un año cuando se trasladó a Milán con su familia y allí vivió hasta su mu ... LEER MÁS DEL AUTOR