El mar no tiene lágrimas
(Traducción al español de Radina Dimitrova)
Qué palabras aparecerán mañana
¿Qué palabras llegarán mañana?
Mañana, ¿qué amante llegará?
Cuando mañana el amante pase por aquí,
¿qué nubes cubrirán el cielo? ¿Y qué rubor?
Mi boca pronunciará un “mañana”,
palabra oportuna. Mientras la pronuncio,
el amante de mañana se tornará oscuro,
y justo en eso deposito mi esperanza.
Mañana lo ocultaré en mi oscuridad,
para que no lo vea gente ociosa.
Mañana mi amante vestirá mi cuerpo
y hablaremos juntos. Pero lo único
que los demás escucharán
será cómo se paran sus propias orejas.
Zhangzhou, 18 de mayo de 1996
Beijing, destino final
de ser posible
permítanme hacer de Beijing mi destino final
permítanme descartar mi tierra natal
si ella es mi madre, permítanme descartar
a madre, padre e hijos
todos los elementos que constituyen la familia
la totalidad de todo
Permítanme ser una piedra pekinesa
acurrucada en algún jardín de las novelas
Sueño en el pabellón rojo o Viaje al Oeste[1]
quiero ser ni más ni menos una piedra así
no reencarnar
no transmigrar
volver a ser una piedra sin origen
para que todas esas manos
no me puedan hojear ni juzgar
en Beijing, de ser posible
permitan que aquí sea mi destino final
para vivir, morir y volverme una piedra
Beijing, 2 de mayo de 2004
Región polar
Hace un mes regresé a mi tierra.
Uno tras otro, vienen los amigos
y uno tras otro se van. Están a gusto,
complacidos de sí mismos. No han sufrido
como yo en aquellos años. Era joven,
en pleno revuelo primaveral; mis sueños
–igual que mi vida– estaban en otra parte.
Ahora estoy de regreso al lugar donde nací.
Todos ven claramente la dicha y la desgracia
que me llenan el pecho. A mis amigos les digo:
“Mírame, soy aquella que abandonó el hogar.
Alcancé la región polar, acaricié el sol
y sus rayos me atravesaron sin piedad.”
Xiamen, 18 de octubre de 2007
Los peces del lago Donghu
En la madrugada aún nadaban por el lago
y para mediodía yacían en nuestros platos
sobre la redonda mesa de madera.
Nosotros igual aleteamos entre cielo y suelo
y al final llegamos a la redonda mesa de madera
para llenar el plato de la Madre Tierra.
23 de agosto de 2016
Bosque virgen
Aquí no se admiten visitantes,
tampoco las colillas y la curiosidad de los investigadores.
Aquí de repente se asoman culebras,
por eso hay que llevar palos y ramas.
El alcanforero protege contra las fierecillas;
el maple protege contra los pequeños demonios;
el melocotonero, contra las pérfidas beldades disfrazadas;
la planta “pies de pato” y sus hojas finas
no tienen ningún parecido con dichas patas;
las flores del árbol mucuna son como racimos de aves
o pares de globos oculares rojos.
Aquí hay mil especies de plantas y, según cuenta la leyenda,
quinientas han crecido vigorosamente durante diez mil años.
Un insecto en forma de pluma
–redimido por la piadosa deidad Guanyin–
a saltos y a brincos nos guía en el camino.
El buda viviente Tenzin decía
que los árboles son cuentacuentos de historias urbanas.
Cada uno de ellos ha salvado incontables vidas,
aves, gorriones, insectos, hormigas…
Cuando morimos,
los árboles son nuestros féretros.
Hoy caminamos el bosque virgen llenos de piedad,
como si atravesáramos nuestras vidas futuras.
Monte Guanyin, 13 de abril de 2018
El majestuoso arribo de la lluvia primaveral
La lluvia primaveral
posee la esencia de la gente común
No necesita de un palanquín,
no necesita de eunucos, tampoco
de hordas de cortesanos y sirvientes
Solita desciende desde el cielo
La Madre Tierra abre su boca sedienta
Los ríos abren bocas sedientas
Todas las cosas abren bocas sedientas
Lluvia, ah, lluvia primaveral
rocías todo por igual con tu benevolencia
sin favorecer al este
sin favorecer al oeste
sin favorecer al sur
sin favorecer al norte
21 de abril de 2018
El mar no tiene lágrimas
El mar no tiene lágrimas
no tiene padres, no tiene hijos, no tiene sentimientos
En él no existe la igualdad de todos los seres vivientes
El mar sólo se tiene a sí mismo
sólo tiene su propia calma y su furia
sólo tiene sus músculos, huesos y cuerpo hechos de agua,
no posee nada más que a sí mismo
Agua abrazando con tenacidad al agua
juntas para nunca separarse
El mar sólo tiene agua
No tiene lágrimas,
no presenta un sentido laudatorio o despectivo
tampoco un color azul o uno verde
Si lo alzas con ambas manos, no ves ni verde ni azul
El mar es mar y nada más, salado, incoloro
El mar no es más que agua
Beijing, 22 de mayo de 2018
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Nota
1. Dos de las novelas clásicas más importantes de la literatura china.