Pasífae
Pasífae
Pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura.
Jorge Luis Borges
Era yo la devota esposa del rey Minos
mi vida fue acompañarlo en actos oficiales
y darle numerosos hijos para su orgullo
hasta que llegó el regalo de Poseidón
un hermoso toro blanco nacido de las aguas del mar
que ni bien aparecido trastocó todo valor
Era un ser soberbio por sí sólo
ajeno
recortado de los otros en su espectacularidad
obsequio fabuloso de un dios
que no quería bien a este reino ni a su casta
celoso tal vez de su prosperidad
lo puso con sus cuatro patas
a bufar y aplastar la tierra
Asustaba al ganado
los bueyes protestaban temerosos y las reces
sacudían sus colas ofreciendo sus ancas
Fue cubierto por un manto tejido con hilo de oro y adornado
con plumas de pavo real y perlas de nuestras costas
El toro blanco se deshizo de la toca
y corneó no sólo a los heraldos
sino también a los jóvenes
venidos del ancho reino con pretensiones de montarlo
Recios cuernos
segura violencia asombró de su persona
y un sexo gallardo
también blanco
apropiadamente enhiesto
que ni el ganado completo a su disposición pudo apaciguar
Esos flancos duros por la respiración
turgentes de brío
la singularidad con que su potente hermosura
daba lecciones de poderoso y auténtico orgullo
Me enamoré perdidamente del toro blanco
Yo, la devota esposa, perdí la cabeza por su mugido
me deshacía en recriminaciones por mi origen humano
ante sus poderosos cortes hubiera debido ser una vaca
callada vaca entre el pastizal y sus embistes
Pero soy una mujer
destinada para siempre al flaco vigor del hombre
a sus palabras de consuelo
al pasatiempo de los hijos
Mi deseo era tan intenso
obtusa urdí un plan para saciarlo:
mandé fundir el oro de mis arcas personales
para construir la vaca más seductora del orbe
y así esperarle oculta
acrobáticamente agazapada
hasta que el empuje enceguecido del caudal
se dignara a entregarme su poder
Deseaba embelesarme en sus balidos
observar desde mi puesto
la agitación de su lomo reluciente
Hija de la carne y esclava de la sangre
me supe destinada a la irracionalidad del amor
Sus embistes desgarradores
aguantar el reguero
el desplomarse del animal y su vuelta
a los pastizales y los ríos
Cinco horas de inconsciencia en la barriga dorada de la vaca
Me recogieron envejecida
albergando ya en el vientre el fruto de una condena
Es tan dulce el deseo satisfecho a toda costa
yo no tenía remordimientos
pero la gente huía de mí
como si se me notaran las pezuñas marcadas en los hombros
y ese bulto que me acercaba a la naturaleza
era el silencio comentado de la corte y los criados
Minos nada me recriminó
se limitó a encerrarme con el niño en un establo
me dejó paja fresca y agua fría
cuencos repletos de leche y frutas variadas
para que criara a mi engendro
Según su voluntad
sostuve la cabeza de becerro del niño y le enseñé
a mamar la leche gruesa de mis ubres
Con el tiempo mugiría persiguiendo a las aves
amontonando piedrecitas
sus cuernos eran limados a conciencia
para no delatar la edad que lo convertiría en monstruo
Mientras tanto se construía un laberinto
donde encerrarían a mi hijo cumplidos los cinco años
Pude protegerlo esos cinco años entre mis brazos
de la soledad de su diferencia
tuve tiempo de enseñarle la palabra de los hombres
la palabra de las estrellas
las palabras que el amor reserva a los seres solitarios
y aprendí yo misma el dictado de la vida material
concentrado en ese cuerpo fabuloso
nacido de la batalla de los contrarios
embellecido en la tragedia
Vi cómo crecía de manera sobrehumana
era una hermosa fantasía de madre aguada por los cuernos
Pude enseñarle
las respuestas de los hombres a las preguntas fundamentales
si acaso somos sombra o caverna o mano tatuada en la piedra
o la luz y por qué no la luz
Tuve que hablarle de su estirpe
para que aprendiera a andar por el laberinto de su mente
para que supiera que de donde viene es a donde va
Debía inculcarle amor por su misterioso cuerpo
por el fuerte cuello y la espalda de coloso
yo pensaba que se debía conocer muy bien
ya que no habrían otros como él donde mirarse
Apenas salido de la infancia me lo arrancaron del pecho
todavía henchido por la leche y la succión
ni siquiera supe de antemano
un día cualquiera apareció la guardia
provista de cadenas
las que no sirvieron para nada
pues el niño propinaba sendas coces
desgarradores mugidos que horadaron mi alma
Un becerro camino al matadero es triste
pero mucho más triste es un niño en ese camino
Por su parte mi esposo
planeaba mi regreso
Los más suntuosos aposentos
los más elegantes vestidos
las más altas actividades
todo aguardaba lavado y vuelto a honrar
ahora se inclinaban ante mí y me atendían
Asterión fue olvidado en el laberinto durante 30 años
Entonces empezó a asolar poblados
mataba personas y robaba los cuerpos
o las raptaba y las conducía vivas a sus rincones
de donde no salían nunca jamás
El Rey Minos desolado por las pérdidas
¡el escándalo!
acudió a la Reina Pasífae
tal vez yo podría adivinar lo que ocurría con el monstruo
Ese encuentro era lo único que me quedaba de mi propia vida
Cuando saltó esa mañana del muro a mis pies
supe que aún podría cantarle al oído
Madre
tú me enseñaste a reconocer tus pasos a lo lejos
Tomé sus manos
las vi ensangrentadas
Caminamos en silencio por estrechos pasadizos
abiertos a una explanada rodeada de muros
al sol yacían algunos cuerpos sin vida
montones de huesos y variedad de recipientes
Sobre el muro iluminado por el día
dibujos de Minotauros en diversas actividades
humanas y animales
cazar, comer, dormir, danzar, pastar, recoger leña
actividades hechas en comunión con toros y hombres
vacas y mujeres
Autorretratos de sangre sobre el muro
Utopía del asesinato
le reproché
De qué violencia me hablas
tu esposo construyó mi encierro
una obra maestra
para alejarme del mundo y de los dioses
crecí en la ignorancia
y vivo todavía
gigante en esta tumba
¿Por qué habría yo de actuar con mayor cortesía?
Mi trabajo precisa de los cuerpos vaciándose
de esa manera llegan drenadas a mi mano
las imágenes en el muro
Ellas me acompañan
y me responden
Qué podía decirle, si solitario
Asterión encontraba en la sangre su destino
Mas por respeto a mí
prometió no volver infierno los alrededores
si lo proveían de cuerpos humanos
vivos o recién muertos
Fue el propio rey quien urdió un plan para satisfacer al Minotauro
que calzó con su voluntad de sojuzgar Atenas
Aquello del tributo anual de siete jóvenes y siete doncellas
que entrarían al laberinto para no ser vueltos a ver
no fue más que política
Pobre hijo mío
su cuerpo perfecto en la aberración
pobres esos trazos deudores del furor paterno
y de la incógnita muda
herencia de la madre y su casta maldita
Pobre hijo mío en su esperanza de dominar la ruta
del laberinto y del corazón humano
cómo rogaba se olvidaran de él y lo dejaran solo
con los cuerpos esperándolo en las sombras
y la sangre tiñendo rostros semejantes
No duraría mucho su felicidad creativa
muy pronto supieron utilizarlo y demasiado pronto
fue traicionado por su hermana y entregado al filo de asesinos
No lloré en público su muerte
nunca fui yo frente a los otros
A solas descargué mi rabia
y a solas empecé a sentir el vacío insulso
de la perfecta vida humana.