Alejandra Adi

Alguien debió hablar de esta soledad

 

 

NUEVAS VOCES DE LA ARGENTINA

Por Luis Benítez

 

 

Alguien debió hablar de esta soledad

 

En la poética de la argentina Alejandra Adi el tono escritural, sostenido y vigoroso, no es óbice para exhibir en su trama cromatismos de delicados matices, que en combinación con las provocaciones que suscita el conjunto de la obra logran un discurso de notable efectividad comunicativa, con imágenes y metáforas que, muy bien elegidas por cierto, en ningún momento obedecen a la instalación de brillos y fuegos artificiales meramente decorativos, sino que invariablemente se hayan comprometidas con brindar una todavía más destacada transmisión de los núcleos de sentido que alberga cada una de sus piezas.

Luis Benítez

 

 

 

 

Poemas de Alejandra Adi

 

 

 

Vengo de poemas

escuálidos

como huérfanos

Vengo sólo de ideas que rondan la casa

como moscas atraídas por la basura

del baldío

En cualquier momento nos tapa la maleza, pienso

mientras miro por la ventana

y empiezo a escucharles el zumbido

Y una rama que no es verde ni brilla

se eleva desde el piso de la cocina

como una serpiente a la que encantan

y primero me abraza

y después me ahorca

 

 

*

 

 

No creo en Dios

pero cuando me enamoro construyo altares

les rezo al oído un poema

les prometo oraciones en latín

a veces también me les arrodillo

y dejo que acaben con sus hostias en mi boca

Les regalo como una ofrenda

mis palabras perfectas

a veces, también como una confesión

después

me someto

a sus penitencias

 

 

*

 

 

Hoy leí tres poemas distintos

en los que nombraban a Dios

Buscaba las coordenadas para salvarme de un nuevo fracaso

Desmenucé versos

Mordí las palabras como a un hueso

Quise convencerme de que todo ya está escrito

que alguien debió hablar de esta soledad

que va como un péndulo

de una pregunta a otra

que alguien logró pronunciar la palabra desolación sin sentirla

que alguien describió la tibieza del susurro de la muerte

y dejó de sentirla una amenaza

 

Dios fue nombrado tres veces hoy

en distintos poemas

Quizás eso sea la fe

 

 

*

 

 

I

Miramos la misma montaña

Yo venía de admirarte

en la espalda

la tatuada

No hay diferencia

entre una y otra

En la pared sur de ambas

la hazaña

el respeto

el mismo riesgo de accidentarse ante lo inesperado

 

No hay experiencia que alcance

para evitar algunas catástrofes

naturales

 

 

II

Veníamos de hacer el amor como animales vírgenes

pero también

como niños que aún no pronuncian palabras

y primero lloran y después abrazan

Pienso en que todo lo que nos importa

goza de determinados atributos

un perfume

una canción

una hora de la madrugada

 

¿Qué hacer ahora

con la culpa de haber memorizado otro olor

que no sea el de la piel de un hijo?

 

 

III

Quisiera creer que el amor es eso

Una única postal irrepetible

vista por dos al mismo tiempo

desde distintas coordenadas

No tener que probarlo

Que alcance con saberlo

Que eso sea

suficiente

 

 

*

 

 

Pequeñas subversiones diarias:

usar el lápiz de tu hijo

para subrayar el verso que habla del fracaso

memorizar un perfume

que no sea el suyo

desear que se duerma rápido

para que descanse mejor

o para mirar una foto

y tocarte

 

Desistir

 

Recordar que la infancia es una arcilla

 

 

*

 

 

No sé cómo criar a un perro, dije

Pienso en cuánto más amor debería darle

si tengo que hablarle en algún idioma

que desconozco

o que no frecuento

-apelo más al silencio de lo que creerían-

Lo dejo ladrar con la boca grande

que se le caiga la baba

porque no la cierra cuando está furioso

Alguien dijo que crecen malos

si pasan hambre

si no les das suficiente comida

la viven buscando

a veces deseo que se vaya

pero no toleraría otro vacío

 

Tampoco sé cómo criar a un hijo

 

Alejandra Adi Nació en 1986 en Tupungato, provincia argentina de Mendoza. Comunicadora especializada en periodismo digital y escritura creativa. Algunos ... LEER MÁS DEL AUTOR