La primera morada de los árboles
Dagargunar es mi colina
Su nombre me trae sonidos de una región fulgurante
Nagibelele – el Sol- está en la cúspide de la colina
En el firmamento resplandeciste hay un País que pareciera estar escondido entre las nubes
Con el humo del caco se encumbra mi himno en
Alabanzas a ti colina Dagarguna
Todas tus faldas están florecidas
Las agradecidas aves trinan en tu torre
En tus árboles corre el agua de los ríos que nos hacen soñar
Fue en ti donde bajaron nuestros clarividentes
Duilewala Uggub Nega ciertamente de vosotros proviene la energía mía
Los pasos y los rostros y los corazones de los padres y de las madres y de los abuelos y de las abuelas
resucitan en las corrientes de tus afluentes
*
En la afluencia de Duile los iluminados estudiaron el
misterio del globo terráqueo
Kuna Yala la mar exuberante brilla en ti en ti que te asemejas a un jardín
Gunayala todo en ti parece estar cubierto de pañoletas
Gunayala el firmamento me parece ser los abiertos ojos de la mariposa
Tu alma tiene la fuerza propia de las violencias de las
corrientes fluviales
que bajan del Cerro Diammayar
Para reafirmar la existencia de nuestra patria
Diammayar los afluentes en tu territorio son todos como cafetales
y llamas Uwargandub los pequeños tótems sagrados en tu isla ocuparon sus espacios.
*
Al principio, en la fina falda de la gran fortaleza de Ibedon
los sagrados tótems trajeron el espíritu de la madre y el espíritu del padre
Oh gran loma Ibedon
Loma de energía invicta
Semejantes a las constelaciones siderales son las colinas que albergan árboles de energías invictas
cual arcoíris que flota en medio de las brumas
Oh loma azul
En medio de las brumas me trajo mi madre al mundo
Familiarmente con mi madre la bruma y con la bendición del sol empecé a atrapar cangrejos
En medio del agua mi padre en medio de la mar en su
cayuco sobre las olas violentamente sacudido
en medio de la lluvia
en medio de una nube de mosquitos
en medio de la mar
en medio del dolor
en medio del salpicar de la mar
Mi padre me inyectó hasta el fondo de mi corazón el amor para con el pueblo me introdujo
el sentimiento del amor a la patria.
*
La primera morada de los árboles
Te hablo en el lenguaje de la primera placenta
de la primerísima morada de los espíritus
donde inhalo frente a ti hasta las hojas moradas de los árboles
en la estación profunda del parto
donde hacen estrépitos los cascabeles
el polvo se alza cual si fuera humo
se enreda y da vuelta y más vueltas
con sartales floridos de jade
junto a los cañaverales
en la cercanía de las neblinas rojas
donde vive la codorniz blanca
donde la serpiente se enrosca
junto a las moradas de los halcones
en el lugar de nuestro origen
sus ramas apuntan donde emerge el sol
sus membranas apuntan hacia el horizonte del alma.
Dancemos para los dueños de la fiesta
bebamos, bebamos la chicha dulce
de la gran estilista del arco iris.
Volveremos a fincar nuestras raíces
en el sueño del universo y colgaremos todas
las hamacas
girando alrededor del sol
y solo entonces
todas las voces
volverán a fermentarse en un solo útero
hasta convertirse todo en la tinaja de oro
*
Mi escritura huele a flor de cacao
Escribo para recordar el principio del mundo
letras que tienen su misterio
con el nacimiento de la luna
donde la escritura significa
conversar con la lluvia, con el relámpago y las plantas
donde nadie contesta entre las penumbras
Sólo Dios escribe poemas entre flores y canto
solo el Sagla canta debajo de la hamaca
y descifra códigos milenarios
por eso mi escritura huele a flor de cacao
porque está impregnado de sol mi canto.
Revelación de luciérnagas.
*
Madre noche
Puedo hablar de la Madre Noche,
madre de caballera negra,
madre cubierta su alma de jagua.
Madre que anda sigilosamente
por los ríos de la memoria.
Madre que cubre el alma de los mortales.
Ella, Nana, Gabsus, envolvía,
tiernamente a Ologwadule, Madre Tierra.
Entonces, Ibeler llamó: “Gabsus, Gabsus, Gabsus”.
Y, la madre noche respondía:
“He protegido a tus hermanos y hermanas”.
Entonces, Olobibbirgunasob, Madre Tierra curvada
y redonda, sonreía y repartía la comida
a los ocho hermanos.
Así canta nuestra Madre Tierra.
Todo tiene color de vida,
mientras el pavón repite su canto.
Todos vuelven a recordar el canto
de la emancipación de los hijos de Olobibbirdili,
mientras el pavón recuerda y canta a Ologwadule.
Canta a los huesos que quedaron dispersos por los ríos,
recogemos los huesos, canta el pavón:
Y, desde allí vuelve a cantar el pavón:
“repoblemos el universo”.
Y, contra todos los pronósticos,
el Dule volverá a domesticar la montaña.