Entrevista al porvenir
Entrevista al porvenir
(Raúl Zurita Vs Byung Chul Han)
Hay un Santo que se llama “Juan”.
Hay una Virgen que se llama “María”.
Hay un juego llamado “Damas chinas”.
Hay unas fichas que se llaman “Torres”.
Hay muchos nombres flotando sobre el mar.
Hay muchas cabezas enterradas en el desierto.
Hay muchas cordilleras quemándome las mejillas.
Hay un olor a caucho quemado cubriéndolo todo.
¿Cuál es la diferencia entre talar un bosque
y fumarme un cigarrillo en tu cara?
La dictadura comienza por los pies,
te cambia el tamaño de los pasos,
te revienta una botella en las rodillas
y luego comienza a tocarte los testículos
con la excusa de que hay muchas cámaras
y todo está siendo grabado.
Entonces la sangre
ya no significa la sangre.
Y el silencio
ya no significa la muerte.
De la ingeniería filosófica “mención publicidad”
hemos pasado a la Publicidad filosófica “mención ingeniería”.
Se han recortado los presupuestos.
Se han dicho mentiras en vivo y en directo.
Sin embargo nada ha ocurrido verdaderamente.
No han protestado los estudiantes.
No han cambiado a las autoridades.
Nadie sabe cómo se escogieron las leyes
ni como se ha gastado en edredones de plumón
antes que en la dignidad laboral.
¿Por qué no existe hasta hoy El mausoleo del Holocausto indígena?
¿Por qué no existe un monumento a la princesa Kassandra?
¿Por qué nadie guarda un pantalón manchado de sangre?
La culpabilidad de las normas es un ejercicio de picaduras ecuestres,
que al rascarse son la enfermedad enarenada por las uñas,
infectando ritos propios que sacrifican la paciencia de una raza,
el deber victorioso de otra pequeña parte de la humanidad,
que se ha sentido en la libertad de corregirnos a todos,
por el supuestos bien de todos.
Frente a las cámaras de televisión comienza a podrirse un jugador de futbol.
Su foto es comentada, compartida y bloqueada.
Y un martes:
lo destruyen,
un miércoles:
lo ensalzan,
un jueves:
lo difuminan,
pero el viernes:
ya están sufriendo por otro famoso crack.
¿Cómo entender hoy nuestra historia sin consultar Internet?
Recortando las flores de la infancia política.
Intentando un huerto en el patio de la casa.
Apretando los tomates,
recortando las zanahorias,
percibiendo el interior de una cebolla y llorando
llorando desconsoladamente por el azar azul de su blancura.
Prescindiendo finalmente del espejo de mano para siempre.
Dante vio una sola vez a Beatriz y por eso se volvió poeta:
mi destrucción gramatical no es más que el fin de la hipocresía de la mente,
la córnea,
el hígado:
la verdad del sudor
que se frota en un bus donde hay miles de rozamientos intencionales o accidentales
y violaciones morales que las cámaras de seguridad no registran.
¿Es posible que haya ciudadanos del mundo?
Ahora mismo sí, porque el concepto todavía no ha alcanzado a los miserables.
Entonces hay quienes piensan de forma inocente que el prestigio del futuro depende
de nuestro amor al planeta y lo cuidan
y lo recorren
verdaderamente en sus jets privados con servicio de lujo, porque solo los ricos sueñan
auténticamente con los placeres de la vida. Los demás nos levantamos a hacer horas extras
para seguir comiendo.
¿No te parece un pensamiento anti-ecológico?
El 1% del mundo tiene el 99% de las riquezas.
¿Qué hay de ecológico en quedarme callado?
La historia de la civilización occidental es un pestañeo de los egos,
un movimiento de ciudades que se ahogan a sí mismas
en el dictamen de las leyes,
que no significan nada
para los 43 desaparecidos de Ayotzinapa,
o para los que todavía descansan sumergidos en barriles de ácido,
o para los que murieron de tos limpiando las enfermedades de Occidente.
Por eso pregunto de nuevo:
¿Qué hay de ecológico en quedarme callado?
Sufriendo en el patio trasero de las causas secretas,
abrazándome a algo hermoso que se llama destrucción,
que no es sino una palabra terrible
para designar una mariposa de color verde,
amarilla, luego azul
y luego transparente.
Entrevista al porvenir
(José Kozer Vs Slavok Zisek)
El exilio es una casa larga y vacía
como los egos reducidos
de personas altas y dolientes por el que dirán,
por la burbuja ganadora de los sueldos internacionales
que flota de aquí para allá con gracia mortífera.
Albricias de avisperos en las uñas,
dislate de una enfermedad
donde las cifras son falsas,
donde los muertos son falsos,
pero el exilio es una casa larga y vacía.
Madrugadas
partiendo a la obsesión de estar
sentado en el trono del poder
o ante una orden de silenciosos
monasterios de la patria
jugando al amor del judío errante,
jugando al amor del judío asfixiado,
juagando al amor del judío banquero,
jugando al amor de una palanca de cambio
recolocada en el alma de un auto
de la historia en que avanzamos rápidamente
hacia un abismo.
Cuba y Eslovenia
como una operación masturbatoria de la polis.
A lo Hollywood
el plim y el plam
de las repercusiones
drogándose con cemento de contacto para reparar
el Muro de Berlín
o la Casa Blanca
o donde haya un aguacero
triunfal de lo pernicioso.
Y las goteras
necesiten ser tapadas
con alguna cosa barata,
pero efectiva.
Ya no caben las ideas buenas o verdaderas
solo productivas.
Y el mérito
traicionando a gargajitos
la credibilidad académica
pica la garganta
y brotan lágrimas
por tanto gas lacrimógeno en las fronteras.
Ya no existe explotación.
Solo cuervos con carácter
que hacen y deshacen nidos
entre cables de alta tensión.
Y el capital político
que tanto los marxistas defendían
es un asunto de Twitter o de Facebook.
Vemos entonces cómo una mueca resume la pobreza
de participar en democracia
y no sentir nada por aquel que se va a votar.
Solo obligación informática,
ideológica,
documental,
de religiosos enojones
rítmicos
vendiéndote el futuro en latas descartables.
¿Cuál es la izquierda?
¿Cuál es la derecha?
Podemos mear para dónde queramos
(Cuando se está enfermo
siempre hay dolor cuando se orina).
Entrevista al porvenir
(Félix Guattari vs Juan Luis Martínez)
Todos tenemos un registro interno
para designar quién es importante y quién no.
La gratuidad es la vista aérea de un país lejano
que duda entre la democracia y el cambio
(que nunca se da)
mientras los años desmienten la aceleración de las esperanzas;
como una familia disfrutando del sol
huyendo del trabajo intolerable
bajo la luz eléctrica.
El problema de una persona se resuelve en términos literarios
“como Kafka profetizando la burocracia de los nazis”,
confiando a la experiencia la vigilancia de la estructura,
diciendo que el funcionamiento es funcionalidad difusa
o método de riego para plantas sibilinas
en que la savia fluye a nuestro gusto
hasta el color de la tarde
y las nubes no mienten provocando al destino.
Ese “del que hablamos hoy con máximo disenso”.
¿Cuántos litros de rabia hay que sacar de un tonel de injusticias
para que quede un 1/4 de su contenido en la certeza?
El norte de las cosas puede ser interminable
y el sur de las montañas se hace añicos de tanto reescribirse.
Lo ideal aquí es olvidarse de los fragmentos conectados
y recoger las cosas del suelo
(diseminadas entre Rimbaud, Lautréamont y Pessoa)
donde la identidad es un disparo al aire que sale del planeta
flotando a la deriva en un océano de soles.
¿Cómo direccionar este trajín eterno sin caernos?
La juventud viaja en tren y saca la cabeza por la ventana,
traga el aire mientras grita
grita
sin pensar en el dolor de garganta que vendrá después,
por eso el aire es un invitado de la muerte en un convite muy lejano
donde la conversación no sería otra cosa
que perderse en un reloj guardado en el bolsillo
(quizás de un abogado almorzando sobre la arena en verano,
intentando ser buen hombre,
buen padre,
buen hijo,
integrándose cada vez más a la dimensión
de los que escuchan lo que dice,
logrando también ser un buen mueble,
buen adorno,
buena pared;
confiando como Cristo en la familia
que con un golpe de lengua nos traerá de la muerte)
¿Cuál es la paradoja que conservamos del futuro?
En el paladar se ocultan colas de cometas:
todos los personajes/ poetas que militan en la historia.
¿Cuáles son los límites de este enfrentamiento?
Un televisor encendido en una casa vacía,
con las puertas cerradas bajo llave,
trasmite una conferencia de Borges a todo volumen.
Mientras, a miles de kilómetros,
personas mueren en Hiroshima y Nagasaki
por alguien que presiona un botón.
¿Qué es lo peor que nos está pasando?
En ambos casos el signo está separado por su discurso original
aboliendo el caos que en ósmosis produce
una lluvia de vidrios como última ración de la limpieza,
una danza de árboles y edificios zombis flotantes
que no pueden ser un discurso aceptable por la mente.
¿Por qué alguien que odia las fotografías se mira tanto al espejo?
No tener dinero, nacer en la pobreza,
no significa que no desea hacerse rico fácilmente,
aunque sea fabricando una estatua con la sangre de los generosos
o haciendo un poema donde las relaciones no se acaben.
Entonces, ¿cuál sería la fracción generatriz de la poesía en la nueva normalidad?
Mientras los niños, los locos y los enamorados existan
la poesía continuará sin literatura o sin lenguaje,
da lo mismo.
Carta de los vivos para uso de los vivos
a)
¿Y hacia dónde tus cabellos desteñidos y mis dientes perforados
por la sombra?
¿Y hacia dónde tus ojeras agridulces y mi garganta disecada por los sueños?
¿Y hacia dónde las raíces del futuro con sus enormes gafas oscuras?
Para leer la suerte hace falta un proyecto de arena.
Caer de conciencia plana sobre el amor
provocado por misiles de recuerdos y certezas.
Besarnos en lo que está lejos y lo que está cerca.
Entender cómo perdimos colores,
pero no somos transparentes.
b)
-Son costumbres raras, mis costumbres raras, tus costumbres raras…
Lo que dejó esta enfermedad en el almacén de nuestro cuerpo:
El tatuaje que cambiaste de forma tres veces
porque el odio del amor te lo exigía.
La pelea en ese bar donde tus amigos no dijeron nada
mientras te molían a golpes en el suelo.
El niño de 4 años que no visitas nunca,
que no conoce bien tu paradero
ni tu rostro, ni tu salud,
porque en la casa de su abuela no rompieron cuarentena,
y porque en el centro de la ciudad hay desorden
y a nosotros nos encanta el desorden.
Entonces damos vueltas por el MOTEL LIBERTADOR.
Y hablamos sobre nosotros mismos ante el MOTEL LIBERTADOR.
Y cuando subimos, ves al chico que te gustaba bajando con una prostituta.
Y te preguntas:
¿Por qué habiéndotele ofrecido tantas veces, él prefiere hacer un pago extra?
Yo te acaricio
y te respondo:
que los curiosos de neblina
volvemos a los sentimientos como bares semivacíos del miércoles,
como la música triste de rotos barcos en tormentas oxidadas
lanzando sus mejores redes sobre un cardumen flaco de felicidad.
Porque aunque raros
y enfermizos
en el amor
todos nos volvemos bellos.