Wladimir Zambrano

Entrevista al porvenir

 

 

 

 

Entrevista al porvenir
(Raúl Zurita Vs Byung Chul Han)

 

Hay un Santo que se llama “Juan”.

Hay una Virgen  que se llama “María”.

Hay un juego llamado “Damas chinas”.

Hay unas fichas que se llaman “Torres”.

Hay muchos nombres flotando sobre el mar.

Hay muchas cabezas enterradas en el desierto.

Hay muchas cordilleras quemándome las mejillas.

Hay un olor a caucho quemado cubriéndolo todo.

¿Cuál es la diferencia entre talar un bosque

y fumarme un cigarrillo en tu cara?

La dictadura comienza por los pies,

te cambia el tamaño de los pasos,

te revienta una botella en las rodillas

y luego comienza a tocarte los testículos

con la excusa de que hay muchas cámaras

y todo está siendo grabado.

Entonces la sangre

ya no significa la sangre.

Y el silencio

ya no significa la muerte.

De la ingeniería filosófica “mención publicidad”

hemos pasado a la Publicidad filosófica “mención ingeniería”.

Se han recortado los presupuestos.

Se han dicho mentiras en vivo y en directo.

Sin embargo nada ha ocurrido verdaderamente.

No han protestado los estudiantes.

No han cambiado a las autoridades.

Nadie sabe cómo se escogieron las leyes

ni como se ha gastado en edredones de plumón

antes que en la dignidad laboral.

¿Por qué no existe hasta hoy El mausoleo del Holocausto indígena?

¿Por qué no existe un monumento a la princesa Kassandra?

¿Por qué nadie guarda un pantalón manchado de sangre?

La culpabilidad de las normas es un ejercicio de picaduras ecuestres,

que al rascarse son la enfermedad enarenada por las uñas,

infectando ritos propios que sacrifican la paciencia de una raza,

el deber victorioso de otra pequeña parte de la humanidad,

que se ha sentido en la libertad de corregirnos a todos,

por el supuestos bien de todos.

 

Frente a las cámaras de televisión comienza a podrirse un jugador de futbol.

Su foto es comentada, compartida y bloqueada.

 

Y un martes:

lo destruyen,

un miércoles:

lo ensalzan,

un jueves:

lo difuminan,

pero el viernes:

ya están sufriendo por otro famoso crack.

 

¿Cómo entender hoy nuestra historia sin consultar Internet?

Recortando las flores de la infancia política.

Intentando un huerto en el patio de la casa.

Apretando los tomates,

recortando las zanahorias,

percibiendo el interior de una cebolla y llorando

llorando desconsoladamente por el azar azul de su blancura.

 

Prescindiendo finalmente del espejo de mano para siempre.

 

Dante vio una sola vez a Beatriz y por eso se volvió poeta:

mi destrucción gramatical no es más que el fin de la hipocresía de la mente,

la córnea,

el hígado:

la verdad del sudor

que se frota en un bus donde hay miles de rozamientos intencionales o accidentales

y violaciones morales que las cámaras de seguridad no registran.

 

¿Es posible que haya ciudadanos del mundo?

Ahora mismo sí, porque el concepto todavía no ha alcanzado a los miserables.

Entonces hay quienes piensan de forma inocente que el prestigio del futuro depende

de nuestro amor al planeta y lo cuidan

y lo recorren

verdaderamente en sus jets privados con servicio de lujo, porque solo los ricos sueñan

auténticamente con los placeres de la vida. Los demás nos levantamos a hacer horas extras

para seguir comiendo.

¿No te parece un pensamiento anti-ecológico?

El 1% del mundo tiene el 99% de las riquezas.

¿Qué hay de ecológico en quedarme callado?

La historia de la civilización occidental es un pestañeo de los egos,

un movimiento de ciudades que se ahogan a sí mismas

en el dictamen de las leyes,

que no significan nada

para los 43 desaparecidos de Ayotzinapa,

o para los que todavía descansan sumergidos en barriles de ácido,

o para los que murieron de tos limpiando las enfermedades de Occidente.

Por eso pregunto de nuevo:

¿Qué hay de ecológico en quedarme callado?

Sufriendo en el patio trasero de las causas secretas,

abrazándome a algo hermoso que se llama destrucción,

que no es sino una palabra terrible

para designar una mariposa de color verde,

amarilla, luego azul

y luego transparente.

 

 

  

 

Entrevista al porvenir
(José Kozer Vs Slavok Zisek)

 

El exilio es una casa larga y vacía

como los egos reducidos

de personas altas y dolientes por el que dirán,

por la burbuja ganadora de los sueldos internacionales

que flota de aquí para allá con gracia mortífera.

Albricias de avisperos en las uñas,

dislate de una enfermedad

donde las cifras son falsas,

donde los muertos son falsos,

pero el exilio es una casa larga y vacía.

Madrugadas

partiendo a la obsesión de estar

sentado en el trono del poder

o ante una orden de silenciosos

monasterios de la patria

jugando al amor del judío errante,

jugando al amor del judío asfixiado,

juagando al amor del judío banquero,

jugando al amor de una palanca de cambio

recolocada en el alma de un auto

de la historia en que avanzamos rápidamente

hacia un abismo.

Cuba y Eslovenia

como una operación masturbatoria de la polis.

A lo Hollywood

el plim y el plam

de las repercusiones

drogándose con cemento de contacto para reparar

el Muro de Berlín

o la Casa Blanca

o donde haya un aguacero

triunfal de lo pernicioso.

Y las goteras

necesiten ser tapadas

con alguna cosa barata,

pero efectiva.

Ya no caben las ideas buenas o verdaderas

solo productivas.

Y el mérito

traicionando a gargajitos

la credibilidad académica

pica la garganta

y brotan lágrimas

por tanto gas lacrimógeno en las fronteras.

Ya no existe explotación.

Solo cuervos con carácter

que hacen y deshacen nidos

entre cables de alta tensión.

Y el capital político

que tanto los marxistas defendían

es un asunto de Twitter o de Facebook.

Vemos entonces cómo una mueca resume la pobreza

de participar en democracia

y no sentir nada por aquel que se va a votar.

Solo obligación informática,

 

ideológica,

documental,

de religiosos enojones

rítmicos

vendiéndote el futuro en latas descartables.

 

¿Cuál es la izquierda?

¿Cuál es la derecha?

Podemos mear para dónde queramos

(Cuando se está enfermo

siempre hay dolor cuando se orina).

 

 

  

 

Entrevista al porvenir
(Félix Guattari vs Juan Luis Martínez)

 

Todos tenemos un registro interno

para designar  quién es importante y quién no.

La gratuidad es la vista aérea de un país lejano

que duda entre la democracia y el cambio

(que nunca se da)

mientras los años desmienten la aceleración de las esperanzas;

como una familia disfrutando del sol

huyendo del trabajo intolerable

bajo la luz eléctrica.

 

El problema de una persona se resuelve en términos literarios

“como Kafka profetizando la burocracia de los nazis”,

confiando a la experiencia la vigilancia de la estructura,

diciendo que el funcionamiento es funcionalidad difusa

o método de riego para plantas sibilinas

en que la savia fluye a nuestro gusto

hasta el color de la tarde

y las nubes no mienten provocando al destino.

Ese “del que hablamos hoy con máximo disenso”.

¿Cuántos litros de rabia hay que sacar de un tonel de injusticias

para que quede un 1/4 de su contenido en la certeza?

 

El norte de las cosas puede ser interminable

y el sur de las montañas se hace añicos de tanto reescribirse.

Lo ideal aquí es olvidarse de los fragmentos conectados

y recoger las cosas del suelo

(diseminadas entre Rimbaud, Lautréamont y Pessoa)

donde la identidad es un disparo al aire que sale del planeta

flotando a la deriva en un océano de soles.

 

¿Cómo direccionar este trajín eterno sin caernos?

La juventud viaja en tren y saca la cabeza por la ventana,

traga el aire mientras grita

grita

sin pensar en el dolor de garganta que vendrá después,

por eso el aire es un invitado de la muerte en un convite muy lejano

donde la conversación no sería otra cosa

que perderse en un reloj guardado en el bolsillo

(quizás de un abogado almorzando sobre la arena en verano,

intentando ser buen hombre,

buen padre,

buen hijo,

integrándose cada vez más a la dimensión

de los que escuchan lo que dice,

logrando también ser un buen mueble,

buen adorno,

buena pared;

confiando como Cristo en la familia

que con un golpe de lengua nos traerá de la muerte)

 

¿Cuál es la paradoja que conservamos del futuro?

En el paladar se ocultan colas de cometas:

todos los personajes/ poetas que militan en la historia.

¿Cuáles son los límites de este enfrentamiento?

Un televisor encendido en una casa vacía,

con las puertas cerradas bajo llave,

trasmite una conferencia de Borges a todo volumen.

Mientras, a miles de kilómetros,

personas mueren en Hiroshima y Nagasaki

por alguien que presiona un botón.

¿Qué es lo peor que nos está pasando?

En ambos casos el signo está separado por su discurso original

aboliendo el caos que en ósmosis produce

una lluvia de vidrios como última ración de la limpieza,

una danza de árboles y edificios zombis flotantes

que no pueden ser un discurso aceptable por la mente.

 

¿Por qué alguien que odia las fotografías se mira tanto al espejo?

No tener dinero, nacer en la pobreza,

no significa que no desea hacerse rico fácilmente,

aunque sea fabricando una estatua con la sangre de los generosos

o haciendo un poema donde las relaciones no se acaben.

 

Entonces, ¿cuál sería la fracción generatriz de la poesía en la nueva normalidad?

Mientras los niños, los locos y los enamorados existan

la poesía continuará sin literatura o sin lenguaje,

da lo mismo.

 

 

 

 

Carta de los vivos para uso de los vivos

 

a)

¿Y hacia dónde tus cabellos desteñidos y mis dientes perforados

por la sombra?

¿Y hacia dónde tus ojeras agridulces y mi garganta disecada por los sueños?

¿Y hacia dónde las raíces del futuro con sus enormes gafas oscuras?

 

Para leer la suerte hace falta un proyecto de arena.

Caer de conciencia plana sobre el amor

provocado por misiles de recuerdos y certezas.

Besarnos en lo que está lejos y lo que está cerca.

Entender cómo perdimos colores,

pero no somos transparentes.

 

 

b)

-Son costumbres raras, mis costumbres raras, tus costumbres raras…

 

Lo que dejó esta enfermedad en el almacén de nuestro cuerpo:

El tatuaje que cambiaste de forma tres veces

porque el odio del amor te lo exigía.

La pelea en ese bar donde tus amigos no dijeron nada

mientras te molían a golpes en el suelo.

El niño de 4 años  que no visitas nunca,

que no conoce bien tu paradero

ni tu rostro, ni tu salud,

porque en la casa de su abuela no rompieron cuarentena,

y porque en el centro de la ciudad hay desorden

y a nosotros nos encanta el desorden.

 

Entonces damos vueltas por el MOTEL LIBERTADOR.

Y hablamos sobre nosotros mismos ante el MOTEL LIBERTADOR.

Y cuando subimos, ves al chico que te gustaba bajando con una prostituta.

Y te preguntas:

¿Por qué habiéndotele ofrecido tantas veces, él prefiere hacer un pago extra?

 

Yo te acaricio

y te respondo:

que los curiosos de neblina

volvemos a los sentimientos como bares semivacíos del miércoles,

como la música triste de rotos barcos en tormentas oxidadas

lanzando sus mejores redes sobre un cardumen flaco de felicidad.

Porque aunque raros

y enfermizos

 

en el amor

todos nos volvemos bellos.

Wladimir Zambrano (Guayaquil, Ecuador, 1984). Poeta y artista plástico. En el 2009 recibió el Premio Nacional de Poesía David Ledesma Vásquez por «Diario ... LEER MÁS DEL AUTOR