Punto negro y otros textos
EL REY
La cabeza del rey
es grande como su país
El rey le ha puesto encima una corona
dorada pero teme
que un día se le pueda caer
y su país no puede
quedar tan mal entre los otros
países coronados
Por eso hay que pegarla
con sangre y con arena
y cueste lo que cueste
a su país y a él
– que sigue siendo el rey –
una corona vale
mucho más que un país.
(Corazón de coco
si tu no me quieres,
pues yo tampoco)
LA MUERTE
La muerte no distingue
la muerte no se extingue
la muerte no procede
la muerte no cree
La muerte se enamora
de una perra sarnosa
y de la mujer más hermosa
del hombre sabio
del niño recién nacido
y del bicho sin ojos
que se traga la mosca – la muerte
lo apetece todo
La muerte tiene ganas
de morir
pero morir
es vivir
para ella – la muerte
es una loica tremenda
La muerte recrudece
durante ciertas épocas
y en ciertos lugares
especialmente – pero siempre
acontece
La muerte es la mejor amiga
de su mamá la vida – el padre
nadie sabe quién es.
HAMBRE
Te he venido a buscar.
He abierto las cortinas
y he visto cómo crecen
los árboles sin ti.
He mirado a los ojos
cada perro en la calle
y cada perro ha huído
mi mirada de lobo.
Te he venido a buscar
sediento, con las venas
temblando en las muñecas
por la brama de ti.
He venido a buscarte
porque siempre he sabido
que mi hambre de ti
no para al devorarte.
ESTERHÁZY
En la Missa in tempore belli Joseph
Haydn, escribiendo entre los cañonazos
de los franceses llenaba con tímpanos
el Kyrie, el Gloria, el Credo, el Agnus Dei
como cráteres en el pentagrama:
faltaban los detalles más precisos –
la sangre empapando cotas, las muecas
tiesas de los cadáveres, las patas
de los caballos muertos contra el aire –
pero el Señor hubiera ciertamente
comprendido la antífona y al Magnífico
Esterházy no le hubiera gustado
más realismo dentro de una misa.
CARTAGENA
El tipo que camina campechano
por las calles del centro
repite que está solo y descontento;
que dará otra vuelta, pero luego
hará lo mismo que hizo su hermano:
que se mató de puro aburrimiento,
dice el hombre encogiéndose de hombros
y empezando su último paseo
por las cuadras del centro.
Y lo que estuvo, amigo mío, estuvo,
farfulla todavía, y va alejándose.
PUNTO NEGRO
Dicen que por acá
no hay paso: pero cuánta mar cruzamos
alta nadando como patos
entumecidos por el frío; cuál
desierto atravesamos, con la boca
tapada y la mirada tiesa
hasta este punto negro
que se fija en la página
y la convierte en un campo de tiro
donde el blanco eres tú –
tú que me escuchas o me lees
cómodamente sentado en tu silla
y con tus armas invencibles.
SAN MIGUEL ARCÁNGEL
A la muchacha que esperaba fuera
de San Miguel Arcángel
en el centro histórico
de la Ciudad de México
dijiste, mirándola: “¡Cuánta luz
en tu mirada del color del ámbar!”
Ella repuso con la cara en llamas
y el cabello en la sombra:
“¿Y qué más ves?” “Veo solamente luz”
“¡Y yo que soy tragada por tinieblas!”
dijo quedita y de sus mejillas
resbalaban las lágrimas.