Carlos Eduardo Jaramillo

Canción para la ausente

 

 

 

CANCIÓN PARA LA AUSENTE

 

Tambaleándome, a punto de caer

en la más negra desesperación,

mordido por los canes de la duda,

por los tremendos dientes de la amargura,

lacerado, quitándome las vendas

de las heridas y el espeso llanto,

tras de tu adiós y su indecible huella

sin  trampas ni autosugestiones,

aguanté el sufrimiento como un hombre

hasta que se cansó ya de dolerme.

 

No he ido a la taberna

ni a la botica por sedantes

ni a los brazos de otras mujeres.

Pero en el cine

al ver que los amantes

se desnudaban para amarse,

casi he llorado.

(De Maneras de vivir y de morir, 1965)

 

 

 

UNA VEZ LA FELICIDAD

 

Una vez la felicidad vivió bajo mis hombros

asustó pájaros y vampiros

rompió los dientes y los sortilegios de los brujos

puso el mundo a mi lado como un saco cerrado

juzgado y comprendido

sin abrir una puerta me hizo saber que había transpuesto

la región del secreto

la gran verdad olía como un jardín

mi amada y yo éramos dos ángeles vagamente obscenos

los sexos flores luminosas en la niebla primaveral

de los deseos

la felicidad me separó de mi parentela y de todos los que

gozaban bienestar

pero que no alcanzaron el estado de gracia

la felicidad asimismo me dejó

dándome firmes compensaciones

virtudes solidarias

mujeres en el lecho

y anduve otra vez a caza de la verdad como un ángel

amnésico.

He tratado de reconocer el olor de aquel jardín

el color de ese sueño

hurgarme por alguna señal guardada al fondo

por la cicatriz de las alas.

El mundo me rodea como una cintura.

Un tiempo la felicidad me hizo desear y temer la soledad

el dolor me ha devuelto a la vida

a su esplendor y a sus estercoleros.

(De Una vez la felicidad, 1972)

 

 

 

NEFERTITI LA BELLA HA VENIDO

 

3.NEFERTITI DESNÚDASE

 

Nefertiti se saca las sandalias

sin bajar la cabeza

se desnuda

en una danza lenta y silenciosa

Tiéndese luego en el tálamo /perfuman

sus pechos de higo de la estación el sándalo

de sus piernas juncales/

Nefertiti impone con el aletear de sus pestañas

el tono de la luz las variaciones

del estremecimiento

asciende y desciende

se reposa

se mira al fondo de los ojos del que va a morir

extrae de la muerte su dulzura.

 

 

 

4.NEFERTITI SE MIRA EN EL ESPEJO

 

Nefertiti

dime que al mirarte en mis ojos

no era a ti a quien mirabas sino a mí

dime que yo no era solamente

el animado espejo que te amaba

el instrumento

del amor incestuoso de ti misma

dime que

en el instante de tu gozo

no estuve afuera

aullando

de placer y de furia solitarios

Dímelo aunque no fuera más que en el cifrado

lenguaje de tus ojos sin memoria.

(De Nefertiti la bella ha venido, 1977)

 

 

 

ELLA

 

Ella

a quien no le dedico este poema

sabe mejor que nadie

que no puedo sacarla de paseo

mostrarla en la escritura

darle besos volados

ella sabe muy bien

que no nombrándola

está

que hizo su casa

dentro de mí en algún sitio

donde es penoso y duele

ella sabe que es el unicornio animal fabuloso

sirena desperdiciando su canto

porque yo mismo me he amarrado al mástil

con nudos ciegos

ella sabe además

que se multiplica en espejos innumerables

que ella es

la Otra

inasible

que juega con mi corazón en sus manos

ella sabe muy bien

que es una mariposa nocturna

un sol reminiscente en mitad del verano

ella sabe también

que es tan mudable

que no encuentra su forma

atrapada en la fiebre de su magia

ella no sabe en cambio muchas cosas

que yo ahora sé

y que mañana no sabré

ella siempre detrás de la pared

en el trance de ser

y no asomarse nunca con su rostro

de haberse extraviado en el rostro y la forma

de las otras

de la Otra

ella misma en la sombra

de frente o de perfil

amándome

dejándome

volviendo

detestándome

confundida también en la sala de espejos de mi yo

buscando cuál el verdadero al que se pueda herir

con amoroso daño

ella la Otra

que se inventa los modos de Ella

su sentido de culpa original

su purificación por el olvido

ella la que se acuesta debajo de su sombra

tratando de morir

y no puede.

(De Canciones levemente sadomasoquistas, 2000)

 

 

Selección de Xavier Oquendo

 

Carlos Eduardo Jaramillo (Loja, Ecuador, 1932). Reside en Guayaquil. Poeta y abogado. Es autor, entre otros, de La trampa (1964), Maneras de vivir y de ... LEER MÁS DEL AUTOR