Raúl Zurita

Prisión Estadio Nacional

 

 

 

 

 

PRISIÓN TRES ÁLAMOS

-Los andamios de las costas-

Arrojados unos encima de otros, como
tablas, nos íbamos pidiendo perdón y
el dolor de nuestros propios tacos
clavándosenos recordaba que había
sido un sueño el otro mundo. Las
sacudidas del camión levantaban
oleadas de gritos y sin embargo, con
los brazos en la nuca, yo quería
todavía saber a quién cortaba, qué
cuerpo me había quedado debajo
cómo se llamaba el que gemía encima
de mí… de quién era el amor que se iba

Entonces recortándose desde el horizonte igual que un
palafito cubriendo el horizonte surgió ante la vista el
maderamen de Chile

Al fondo como un campamento de tablas alzándose
desde las costas hasta las empalizadas cordilleras
mohosas de viento cortándose al final del cielo

Entre los farellones del mar remarcado allá donde los
andamios del país que fue nuestro se elevaban piso por
piso hasta los parados tablones de los Andes mordido
machihembrado por la nieve Así se vio todo y las tablas
crujían barridas entre las olas cuarteadas llenas de
nudos como carabelas emergiendo tras las rompientes

 

 

 

PRISIÓN ISLA DAWSON

-Las enmaderadas vistas-

Nací bajo Pinochet, viví bajo
Pinochet, morí bajo Pinochet,
pero te amaba yo tanto que
hasta no me parecía tan malo

Como caseríos pegados así se clavaban una con otras
las enmaderadas vistas y sus alturas parecían postes
mirando

Donde la vieja vida se entrevió tras las rompientes
igual que una larga costa de madera azotándose en el
oleaje entarugada mostrándonos sus clavos

Cuando el tapiado horizonte se vio colgando entre los
dos paredes del mar mientras las orillas comenzaban a
desprenderse y era el mismo cielo el techo que se iba
hundiendo hasta ser él el silencio final de los caídos
pegados a esas tablas con los ojos aún abiertos igual
que crucificados mirando la mirada muerta del océano

 

 

 

PRISIÓN CHACABUCO

-La cruz de las olas-

Esa fue la patria, nos decíamos
y sus tablas parecían
extraviarnos entre sus sollozos

Más cerca aún como una basílica inconclusa empezaba
a distinguirse ahora el extendido andamiaje de esas
barracas

Desnudas cortándose entre las vigas donde los viejos
paisajes se volvían a iluminar igual que un espejismo
brumoso despejándose sobre esos tabiques

Donde ni siquiera los sueños volvieron pero sí todo el
dolor rompiendo las maderos hasta sacarles el alma en
sus crujidos y eran el mar nuestras almas azotando
las empalizadas del desierto de las cordilleras de las
resecas costas Allí viví gritábamos y era como si el
Pacífico nos subiera clavándonos a la cruz de sus olas

 

 

 

PRISIÓN BAQUEDANO

-Las empalizadas de los Andes-

Y el espejismo caía sobre Chile
como las grandes nieves muertas
sobre los andamios de los Andes

Entonces coronando las aguas bañados de espumas
se vio los Andes de madera

Elevándose desde las empalizadas costas igual que
columnas que se fuesen curvando hasta recortar el
techo que une las dos murallas del océano clavados
apareciendo entre las marejadas

Tajeados de frío emergiendo de las heladas aguas
como un espejismo que cubriera de nieves las grandes
estacas del horizonte Arriba están los Andes nos
gritaban las aladas rompientes y era el último sueño
hurgando en el palerío amarillento desplomado
como una nevisca muerta coronando esas cordilleras

 

 

 

PRISIÓN VILLA GRIMALDI

-Los envigados farellones-

Y cubriéndolo todo, la nieve de los
muertos caía sobre esas
tablas como firmamentos partidos

Como un atardecer así iban despuntando entonces los
paisajes envigados cubriendo las enmuralladas
aguas

Marchando hacia las tablas que el entramado de Chile
alzaba en el desfiladero del océano Así iban entrando
esas vistas agujereadas como si un llanto las empujara

Cuando las lágrimas se iban acumulando en el corredor
del Pacífico y eran las envigadas costas las que se izaban
contestándonos con nuestro propios cuerpos clavados
en sus maderones como si Chile fuese la cruz y nuestros
brazos el paralizado ruego de esos paisajes solitarios
alzando hasta un nuevo firmamento los quemados ojos

 

 

 

PRISIÓN ESTADIO NACIONAL

-Las últimas estacas-

Porque se desplomaron las costas
y se rompieron las montañas
Porque se desplomaron los valles
y cayeron los desiertos
y eran sólo unas tablas rotas
un palerío flotando en el Pacífico

Cubierto de espumas roto el gigantesco estadio se iba
hundiendo en la marejada

Dejando ver todavía las últimas gradas del país de tablas
y al fondo los empalizados Andes albos sobresaliendo
apenas entre las olas

Mientras a ambos lados los murallones del mar seguían
rugiendo y el peso muerto del cielo se hundía entre las
partidas aguas como si quisiera aún cubrir esas soledades

Como si quisiera seguir tocando las inacabables barracas
las entarugadas costas las graderías de la cordillera que
se desmoronaban mostrando un país de campamentos y
cárceles hecho pedazos bajo las rompientes Cuando
descendiendo hasta los muertos la soledad infinita del
cielo gritó “No matarás¨” y no era más que el sonido de
unas tablas rotas carcomidas flotando frente a la playa

Porque se abrió el mar frente
a Chile y las aguas
arrastraron lo que fue de ti

 

Raúl Zurita (Santiago, Chile, 1950). Ingeniero Civil en Estructuras, egresado de la Universidad Federico Santa María de Valparaíso. Inicia sus publica ... LEER MÁS DEL AUTOR