No disfruto con el baile
ESCRIBIR
No hay ninguna
pretensión
en este intento,
si antes era así,
ahora
viene y queda
el gesto
igual a
cuando niña
dibujaba
por placer
y no dormía
hasta pintar
lo que pensaba
y era un mundo
que se hizo
con los años
garabato,
torcedura.
SÓLO VEÍA UNA CARRETERA POLVORIENTA
como el calor me sofocaba dije basta
y me senté de cara a la ventana
para refrescar mi cabeza que tiritaba
al igual que una onza de gelatina
Con el hilo del sudor
hice un collar
para apretarme el cuello
además
las noches eran tristes
y rojas
tanto
que me dediqué a soñar con lo ojos abiertos
Sólo veía una carretera polvorienta
Eran noches nostálgicas
Te dije ahógame
y como no había cuerda
y el hilo en el cuello era invisible
juraste amor eterno
me hiciste una escena de celos
Luego lloramos en voz baja
para no despertar a los niños
NO DISFRUTO CON EL BAILE
Qué escogencia la mía tan difícil
Si un perro es la barcina de mi casa
la misada que decía, gata
cuando todo era claro a mi entender qué terca
vivir en el pasado
En aquellos que he amado
están atrás mis padres
recordándome que no, que no son ellos
Y yo vuelvo y los abrazo a mis soñados
fantasmas: son mis dueños
Si veo llover es la lluvia de Turmero
No puedo evitarlo está en el aire
todo el pueblo
No es un goce ir a una fiesta
no disfruto con el baile
Es muy triste ya lo sé es una pena
el cuarto los recuerdos
Cuando afuera está la luz para cegarnos
yo no veo yo no siento
otra cosa que no sea lo sentido
en otro tiempo
pero es duro morir, cerrar las puertas
YO SOY OTRA
He aceptado la invitación a viajar.
En el auto,
el paisaje pasa demasiado rápido.
Raspa al oído
la música sorda que el interior repele.
Atravesamos el país sin detenernos,
apenas para orinar o para beber un trago de agua
en las gasolineras.
El verano castiga gris y estático,
como el cielo.
Conversaciones banales distraen
el asedio de las horas muertas.
Levantamos las tiendas
a la orilla de un río ancho y cenegoso.
Las aves chillan al alzar el vuelo.
Me acerco al río
como Narciso al estanque.
Las aguas turbias no reflejan mi rostro.
Yo he soñado con esto.
(la herida ha sanado sobre la carne muerta)
TRADUCIÉNDONOS A NOSOTROS MISMOS
Hay algo extraordinario
en el lugar del No Entendimiento
y el deseo de entender
semejante a la tarea de escribir un poema
o de traducir un fragmento
de un idioma desconocido
Algo cierto
como un hachazo
en la infantil necesidad
de articular un pensamiento
o dibujar algo
que haga señales
en el claro del bosque
para el niño autista
Pequeños sucesos
de la comunicación humana
—¿Qué dice?
—¿Qué quiere decir?
Mínimos gestos y mínimas palabras
que en algo calman
la creciente ansiedad
:Voy entendiendo sólo
lo que proyecto sobre ti
lo que tu lengua
desencadena
desde su música extraña
cuando
desde algún lugar
desencajado
emergen
como faros, también, inesperadas
alusiones a osos, a leopardos
O la palabra “lobo”
traída por el deseo
más allá de las cultas referencias
a la fundación de Roma
y pasando por alto
lo que podría ser
en el diálogo y no en el monólogo
poético
si pudiésemos hablar
en el mismo idioma
un intercambio de eruditas lecturas
y salas de museos
la palabra “lobo”
enaltecida
sustanciada
Porque
lo que al final se entiende
desde la callada
orfandad
de frases imposibles
y oídos
sordos
vacilaciones
intentos de avanzar
en el claro del bosque
—¿Qué dices?
—¿Qué me quieres decir?
cuando una palabra surge
y uno cree entender
lo que no era
y Es
en la certeza también
y en el fracaso del poema