Agonía y otros textos
(Versión al español de Hugo Gutiérrez Vega)
No grites más
Cesad de matar a los muertos
no gritéis más, no gritéis
si queréis todavía oírlos,
si queréis no perderlos.
Tienen el susurro imperceptible,
no hacen más rumor
que el de la hierba que crece
feliz donde no pasa el hombre.
El puerto sepultado
Llega ahí el poeta
y más tarde regresa a la luz con sus cantos
y los dispersa
De esta poesía
me queda
esa nada
de secreto inagotable
Mariano, 29 de junio de 1916
Velación
La noche entera
tendida al lado
de un compañero
masacrado
la boca rechinante
vuelta hacia el plenilunio
mientras la tensión de sus manos
penetraba mi silencio
escribí
cartas llenas de amor
Nunca había estado
tan
apegado a la vida
Cima cuatro, 23 de diciembre de 1915
Silencio
Conozco una ciudad
que cada día se llena de sol
y todo se arroba en ese momento
Partí de ahí una noche
En el corazón llevaba el canto
de las cigarras
Desde el buque
pintado de blanco
vi desaparecer
mi ciudad
dejando
pocas cosas
un brazo de luces en el aire turbio
suspendido
Mariano, 27 de junio de 1916
Ironía
Oigo la primavera en las doloridas ramas negras.
Sólo a esta hora se puede oír, mientras se pasa
frente a las casas solas con los propios pensamientos.
Es la hora de las ventanas cerradas, pero
esta tristeza de los retornos me ha quitado el sueño.
Un halo verde amanecerá mañana
tiernamente apoyado en las ramas aún secas
cuando llegó la noche.
Dios no se da reposo.
Sólo a esta hora le es dado, al raro soñador,
el martirio de escuchar la creación.
Esta noche, aunque es de abril, nieva sobre la ciudad.
Ninguna violencia supera a la de los semblantes silenciosos y fríos.
In memoriam
Se llamaba
Mohamed Sceab
Descendía
de emires de nómadas
suicida
porque ya no tenía
patria
Amó a Francia
y cambió su nombre
Se llamó Marcel
pero no era francés
y ya no sabía
habitar
la tienda de su gente
en la que se escucha el canto
del Corán
y se bebe café
Y no sabía
desceñir
el canto
de su abandono
Lo acompañé
al lado de la patrona de la casa
donde vivíamos
en París
número 5 de la Rue des Carmes
calleja marchita en descenso
Duerme
en el cementerio de Ivry
suburbio que siempre
parece
un circo desmantelado
Y tal vez sólo yo
sé ahora
que vivió
Logvizza, 30 de septiembre de 1910
Agonía
Morir como las alondras sedientas
sobre el espejismo
O como la codorniz
que pasa el mar
y descansa entre las matas
porque ya no quiere
seguir volando
Pero no vivir lamentando
como un jilguero enceguecido