Presentamos un texto clave del destacado poeta y traductor chileno.
Armand Roa Vial
IN MEMORIAM ALFRED NORTH WHITEHEAD
Fonemas
y grafías
orbitan una voz
en la elipse del pensamiento:
todo estaba por escribirse
en lo ya escrito,
algo así
como el agua
que siempre vuelve al agua
aunque se disfrace
con el blanco del hielo
o con el gris de la bruma.
La verdad era simple:
es el mismo hombre
y es el mismo río,
copioso, nutriente.
“Las cosas que son temporales
surgen por su participación en las cosas eternas”.
Podía entenderse como una misteriosa solidaridad:
que en cada semilla yacía una frondosa e inmemorial espesura
o que en cada hebra de la luz
podía destejerse la bitácora del universo entero
hasta que lo ínfimo se volviera majestuoso, sideral.
Y entonces, remontando cualquier asomo de genealogía,
se supo sucesor de sus descendientes
y antepasado de sus precursores:
no había eslabones ni escolios ni vestigios.
Porque en ese lecho caudaloso de la memoria
encumbrarse hasta la fuente
era exponerse a la desembocadura.
No se es; se acontece: así pudo entenderlo;
lo real es eventualidad, proceso,
un enjambre de percepciones
cuya afluencia de sílabas
en el remanso de cada palabra
forma el eco distante de una voz más allá de la palabra
y que puede persistir en la memoria
como una catedral sumergida
por las sombras del atardecer.
Se acontece: se es al dejar de ser
Todo fin es prematuro;
todo comienzo es tardío.
En el ojo del paisaje parpadea la eternidad.