Para que estuvieras menos sola
(Traducción al español de Emilio Coco)
Para que estuvieras menos sola
te di un nombre.
Tienes
acciones y presagios, ahora,
santidad y voz
obtusas visiones.
Tienes lo que hace falta
el pensamiento de las manos
la luz y la espera
la fuerza de los ojos.
Tienes el tiempo
la compasión el viaje
los altos puntuales
en el dolor.
Tienes lo que hace falta para
vivir dos veces y sentir
la amistad del aliento
las caricias del viento.
Puedes incluso callarte, si quieres.
Nadie dirá
que no existes.
LOS CORAZONES CONTENTOS
Ustedes que estaban en los colores,
inculpables y mansos, ustedes
y su aparente razón
y todo este azul
a flor de piel…
Los iracundos como de costumbre
llegan tarde,
cuando el cometa
se ha oscurecido ya.
En los asientos de atrás los niños
se caen de sueño
enfurecen su rostro
con bostezos
que detienen el tiempo.
Son nada en su comparación
el yo bien marcado
la eternidad de los poetas.
En el círculo de la vida
la soledad de los otros
a muerte…
MAPAS CELESTES
Es lo único que sé, no
quiero sino una próvida
noche y tanta firmeza.
Verán, yo reconozco mis
nubes a través del grito concentrado
de los pájaros, a través de los olores
que se desvanecen bajo
los ubicuos fraseos.
A mí me cuesta vencer
el gesto que nadie entiende.
Es la vigilia del sonido,
del día que no tiene
direcciones…
ERRORES CAPITALES DE UNA ÉPOCA
Por efecto de esta mortalidad
difundida, absolutamente inexplicable.
Mercaderes y camellos
son ahora masa de arcilla.
Esculturas de yeso.
Pero la inteligencia de una aguja no se me escapa.
¿Sabremos nosotros también dejar en el fondo
un signo de cruz, una firma
algo que no tenga significado?
La utopía hace vida sedentaria
en un departamento en el primer piso y
clavados en la carne de la ausencia
los aspectos positivos, esos
nadie los ve.
¿Mejores por qué? ¿Por qué cosa?
Con la espalda contraída
y con pocos adjetivos nosotros estamos
en el silencio de los rincones, listos
para el último ataque.
Los nuestros han alzado el vuelo
en el aire de rosas. Oh concreción.
Oh vanidad de la vida breve.
HUMO
La vivacidad de sus habitantes
cabía toda en la cáscara encogida
del paisaje
habitantes de piel clara
que adoraban carcasas de coches quemados.
Antaño la llamaban ciudad.
Ahora ya no es la misma
no es voz no es llaga
sino un gesto en el aire.
Nada que se le parezca.
Va a tientas cualquier forma de obediencia
en esta tarde bituminosa de febrero.
se hará todo con calma,
de la vigilia en adelante, de las instrucciones
al vigésimo octavo día.
nuestro sabotaje de lo real
avanza sin obstáculos.
tenemos lunas tatuadas en el pecho
y la capacidad de intuir
el significado de palabras desconocidas.
estamos haciendo lo posible
para adaptarnos pero no es fácil.
ayer, domingo, mientras
nos mudábamos por tercera vez,
reconstruimos de memoria
nuestra casa.
centímetros blancos de memoria
días de los que hablaremos.
he mirado a través de los cristales los fragmentos
de otras nevadas, borrosas, lejanas.
he intentado no llorar.
acaso no es, como pienso, un recuerdo
el hielo escondido en los abrigos
sino que desanda su camino este
deslumbrante enero, va a buscar
a un joven soldado que se quedó
atrás en la nieve.
“anda, muchacho, levántate, no te dejes
morir. tú puedes salvarte”
“¿Qué historia es esta?”
“una historia que termina mal.”
“¿ahora?”
“sí, ahora”